Al sacerdote y hasta hace unos días Obispo del Táchira, Mario del Valle Moronta Rodríguez, lo ha perseguido el haberse identificado alguna vez con Hugo Chávez. Incluso la Iglesia Católica lo traslada, siendo Obispo de Los Teques, muy cerca de Caracas, al fronterizo estado Táchira, donde se gana el cariño de la población. Silenciosamente y con su trabajo, Moronta se ha hecho muy incómodo para la barbarie del régimen venezolano. Luego de una homilía en La Grita, donde dijo que “muchos de los jóvenes que han sido puestos presos, no son terroristas”, lo declararon “persona no grata” en las instalaciones militares. La Iglesia lo releva el 1 de noviembre.
Por Sebastiana Barráez / infobae.com
El nuevo Obispo, Monseñor Lisandro Alirio Rivas, es designado mientras Moronta está convaleciente en una clínica de San Cristóbal, capital del Táchira, por un problema de salud con el estómago en estado edematoso. Hacía solo unas pocas semanas había asistido al Encuentro de Catequistas en el Seminario Santo Tomás de Aquino, en Palmira, municipio Guásimos del Táchira.
Fue ahí donde recibe la información que fue dada la orden para que no se le permitiera realizar las Confirmaciones en la capilla Virgen de Coromoto del Comando de zona 21, porque las misas donde hacía señalamientos que el régimen venezolano asume como críticas en su contra.
No era la primera vez que el régimen venezolano le resultaba incómodo Monseñor Moronta, ya antes también le habían impedido el ingreso a la misa en el Centro Penitenciario de Occidente (CPO) en Santa Ana, estado Táchira. Ese día el sacerdote se quedó en la puerta de acceso hasta que uno de los funcionarios le dijo que tenían orden de no dejarlo ingresar ni a misa ni a oír confesiones.
La presión del régimen se acentuó cuando el pasado 6 de agosto, durante la misa de celebración de los 414 años del Santo Cristo de La Grita, municipio Jáuregui, Monseñor Moronta, en su homilía, y frente al gobernador Freddy Alirio Bernal Rosales, los jefes militares y multitudinarios peregrinos hizo una fuerte crítica a la detención de jóvenes acusados de terrorismo.
“Un verdadero católico no persigue a sus hermanos porque piensen de manera diversa, inventando narrativas que no corresponden con la realidad”, fue una de las frases que frunció el ceño de las autoridades civiles y militares.
No a la persecución
“Nunca me he arrepentido de ser pueblo y, mucho menos, desde que estoy en esta tierra noble y generosa”, dijo Moronta quien recordó “con la dedicación que le he puesto a esta ciudad el único sitio donde he sido agredido físicamente ha sido aquí por alguien que no estaba de acuerdo con ideas y propuestas por mí presentadas en favor de la ciudad; y, por iniciativa de algunos muy pocos, fui declarado persona no grata en esta ciudad”.
“Sé que nunca fue la mayoría, pero hubiera podido hacer lo que también aparece en el texto bíblico de salir y sacudir las sandalias para desprenderme del polvo de la región. Pero, me fui a los pies del Cristo y me puse en sus manos”.
“¿Acaso no estamos llamados a escuchar los clamores de la gente sencilla, de los pobres y excluidos? ¿No es el momento de asumir la tarea de dar la vista a los ciegos obcecados, de lado y lado, que parecen estar más bien en la acera de enfrente y no en las sendas del pueblo? ¿Acaso no estamos comprometidos a dar cumplimiento a la auténtica voluntad del pueblo manifestada en sus inquietudes, en sus votos, en sus anhelos y esperanzas?”.
“¿Acaso no es el momento para entender que el único y verdadero protagonista de la democracia es el pueblo, y que nadie es dueño de ella sino colaboradores y servidores de la misma? ¿No es el momento de que en vez de inventar falsos positivos y promover persecuciones que ponen en vilo la vida y futuro de los jóvenes, nos comprometamos a construir junto con ellos el futuro que anhelamos todos?”.
Y entre las más contundentes de las preguntas de monseñor Mario Moronta, ahora e xobispo del Táchira: “¿Por qué no se persiguen a los irregulares que invaden nuestros campos y a los mafiosos que esclavizan a tantos adolescentes y hacen negocio con el narcotráfico y la trata de personas?”.