Por Pedro Mosqueda.
Un tal Jorge Montenegro (¿pseudónimo?), debutó con buen pie en éste, para ser más precisos, el submundo de las redes o WhatsApp. Los Juegos del Calamar necesarios en La MUD Aragua y Venezuela(título de la nota),fue muy viral en la comarca, para decirlo en la jerga preferida de los cibernautas. B del burdel de la política, lo infiltró en el grupo de su condominio, que tiene por norma taxativa: cero política. El Sr o señorito Montenegro dice que aunque no hay muertos en política, en esta elección, al igual que en la serie esa, nadie quedó vivo, solo se salvó (al igual que en la serie) el Sr Manuel Rosales. Seguidamente hace una retahíla larga, un poco incoherente, aunque hay que reconocerlo, salpicada de medias verdades, que ayudan poco al día día posterior del 21 de Noviembre. De todas formas bienvenido su análisis.
El lenguaje escatológico lo comprendo y pasará por bola, no así su amenaza de caerle a «coñazos» a Richard Mardo y a Capriles, si los ve nuevamente por allí buscando votos. ¿Qué es eso?. Seguramente coincida en mucho con la disruptiva y difundida crónica favorita hoy de los duros del teclado Aragüeño y sin más rodeos a lo que voy: En el Juego del Calamar, el único sobreviviente y ganador del premio gordo, está a punto de irse a Nueva York, a disfrutar el dinero y a tratar de olvidar lo que ha pasado. Pero un segundo antes, se devuelve (disculpen el spoiler), lo que significa que se viene una segunda temporada. El juego no se ha acabado, y el protagonista no se regresa simplemente para jugar y ganar más dinero: quiere ser un héroe, quiere desmontar la estructura perversa en torno a ese torneo terrorífico, asesino, porque algún componente ético le queda.
No vamos a analizar números, ni datos, ni candidaturas en Aragua, eso lo han hecho muy bien otros, incluso, como se decía en una época cuando en La Maestranza había corridas de toros y el torero bailaba delante del burel ya embanderillado, “adornándose”, o sacando el pecho.
Muchos y no solo Montenegro le han dado la vuelta al ruedo, exhibiendo orejas, rabo y hasta cabeza de los devaluados actores políticos.
Creo que lo que ha ocurrido tiene un significado más profundo, y que no es esencialmente malo.
¿Ganó la abstención? Es posible, pero las experiencias históricas muestran que cuando la abstención gana, ella misma pierde, porque cuando no pasa nada luego de abstenerte, ves que sigue el mismo gobierno atroz, dices: “Me volvieron a engañar, el gobierno no implosionó como me prometieron.”
Simultáneamente, ves otros estados y municipios donde gana la oposición, incluso en el Templo Sagrado de Barinas, y te da como envida, mezclada con justa rabia: “Pero ellos, lo hicieron, donde era imposible… «.
Tercero, como abstencionista que fui en el pasado reciente, no creo que la abstención sea una ideología fundamentada con argumentos políticos contundentes, a menos que el sistema se hunde de verdad (por cualquier razón) y entonces lo mejor es darle su empujón y hasta el boicot electoral vale. La abstención del domingo, creo que es apatía y desesperanza, con preguntas del tipo, ¿ qué voy a ganar si voto? ¿O van a seguir con ese Calamar?
Cuarto, la abstención formalizada en algunos políticos y tuiteros bullangueros no tiene un plan B, a menos que Biden invada, y ponga a la señora María Corina o a Ledezma en Miraflores, cosa que es ridícula, aunque es lo que ella ha propuesto: Intervención militar humanitaria jejejeje
Ahora, al ver el panorama en Barinas, Zulia, en Palo Negro, San Sebastián, Ocumare; en otros lugares donde han resucitado unos ganadores de la oposición, creo que empieza a surgir la sospecha de algo que ha debido ser evidente siempre: que el camino electoral no está negado, que ha habido montones de transiciones desde gobiernos autoritarios en que las elecciones han funcionado como un acto final luego de la unidad de la oposición y la organización de todos los sectores de la sociedad contra una dictadura.
Puede que nos invadan, puede que haya un golpe interno dentro del régimen, pero eso no depende de nosotros. Lo que sí depende de nosotros es seguir luchando, avanzar, dialogar, organizarnos y trabajar día a día. Ya no creo en amenazas creíbles y no creíbles (a lo TRUMP).
Una cosa de Perogrullo que se nos olvida es que esta megaelección fue muy segmentada y enredada. Hubo demasiados enemigos, demasiados aliados posibles, candidatos, fuerzas, tarjetas y discursos, y eso confunde a cualquiera. Coordinar tantas aspiraciones, egos, apuestas, es colosal. Al final, sin embargo, la gente vota entubada, para no darse mala vida. Un objetivo logrado y propiciado, en gran medida por el gobierno. En todo caso, mientras más obstáculos, más razón para que los verdaderos líderes se luzcan y de eso faltó mucho.
Ahora, una vez que alguien sospecha que la oferta de los abstencionistas de Miami y de los comandantes del twitter es desquiciada, se pueden preguntar: ¿Y si hubiéramos concurrido contra Maduro en el 2018 o en las parlamentarias?
Creo que es lo que ha cambiado. Los electores que fueron a votar y ganaron en Palo Negro, Baruta, Chacao, Nueva Esparta, son los verdaderos ganadores, no los abstencionistas. Y luego de ver lo que está ocurriendo en Barinas, donde se desmorona el Templo del chavismo, la gente se está preguntando muy seriamente: ¿Y si lo jodemos, al tipo ése?
El sistema se hunde has peso…
Ese sentimiento, esa idea, ese retorno de la política en vez del mesianismo de una invasión o un golpe interno es un paso adelante.Yo por ejemplo me cansé de tanto bolsa de pacotilla llamando a empuñar el fusil y lo único que saben empuñar es el vaso de whisky.»Salud concañeros».
Ya es trabajo nuestro conversar con los alacranes, ponernos de acuerdo, dialogar: si no somos capaces de negociar con ellos porque somos puros, éticamente superiores, menos vamos a poder negociar con Padrino, Diosdado, Cilia, en una posible transición. O sea, es lo que hay que ir practicando, entre gente que al menos por ahora no te dispara (los alacranes).Ponerse un pañuelo en la nariz sugería Rómulo Betancourt.
Y otro asunto: hay que valorar en su justa dimensión la creciente disidencia del chavismo y el desgaste y arrechera que crece a lo interno en la propia Fuerza Armada y que el puente con ellos no es desde las tremenduras ,amenazas o burlas.
Hay demasiados asuntos pendientes y ya lo dijo un catire maravilloso por allí: «Solo los estúpidos no cambian».
Y en cuanto a Rosales, si tengo que escoger entre Maduro y Rosales, ¿ qué quieres que te diga? O quien sea, Chacho, Duque, quienquiera que pongan contra Maduro, hay que ir con él o ella. Hasta la Sra que me recuerda al loco y la luna, todos con ella si es para derrotar a Maduro. Pero hasta ahora no contamos con cañones, ni misiles, ni drones explosivos, sólo tenemos la democracia y el voto.
Y no me digan que no están emergiendo organizaciones nuevas y frescas. Basta con citar a Fuerza Vecinal en Caracas o Lápiz y otras nuevas conformaciones regionales que ya han anunciado que se van a continuar sus luchas y afanes.
¿Los adecos? Bienvenidos para luchar contra Maduro. Igual los copeyanos, los masistas, PJ, VP, UNT, todas las siglas vivas o moribundas. Entren que caben cien…
Ya no son 24 gobernaciones, centenares de alcaldías, miles de concejales: es un objetivo clarito: derrotar a Maduro, y si funciona en Barinas y Zulia, puede funcionar en todo el país.
Es nuestro trabajo aquí en Aragua. Y tenemos que hacerlo, aunque sea para enmendar la gran cagada que históricamente pusimos como pueblo, cuando de aquí salió rodando el golpe aquel que nos tiene hoy donde estamos. Ya se desmorona Barinas, el Templo, el otro Templo, Aragua, también debe caer. Ese es nuestro reto, mientras estemos vivos.
El protagonista del Juego del Calamar, fue por dinero y al final muta en héroe, quiere regresar a ajustar cuentas con los autores intelectuales de esa perversidad, he allí un dato importante a tomar en cuenta para los que vieron o van a ver la serie más famosa de Netflix.
El Juego del Calamar tendrá una segunda temporada, la política es igual: nos vemos en la calle, en la cola de gasolina, o en bicicleta, como hago yo…