A cuatro años de la designación de los magistrados legítimos de Venezuela, Antonio Marval presidente del TSJ, aseguró que permanecen ocupando un espacio fundamental en la difícil tarea de lograr la libertad de Venezuela, hoy secuestrada.

«Podemos asegurarle al pueblo venezolano y a la opinión pública nacional e internacional, que tenemos fe, no ilusoria, sino férrea, respaldada por el compromiso de todos sus integrantes, que nos mantenemos como un retrato de lo que somos y hacia dónde vamos, a la vista de todos», dijo.

Marval agradeció la palabras de Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos, quien en su intervención reiteró su apoyo al TSJ hasta lograr la libertad de Venezuela.

Recordó que el 21 de julio de 2017, «bajo el grito de valientes en la plaza Alfredo Sadel de Caracas, en sesión pública, nos  juramentamos ante la Asamblea Nacional y ante el pueblo venezolano, y lo hicimos dando cumplimiento a un mandato plebiscitario de más de siete millones de ciudadanos que así lo solicitaron».

Marval aseguró que han logrado superar las expectativas de origen, «sentencias que han marcado pauta y abierto los caminos,  resoluciones y pronunciamientos que hacen recordar que el camino es pedregoso, pero que al despertar el alba, lo encontraremos libre y llano, porque los mismos han servido de rastrillos limpiadores de los senderos».

En el acto de conmemoración de los cuatro años de su juramentación, participaron además el presidente (e) de Venezuela Juan Guaidó, así como Carlos Eduardo Berrizbeitia, segundo vicepresidente de la AN; Enrique Aristiguieta Gramcko, Humberto Briceño León y Elenis Del Valle Rodríguez, miembro de la Sala Constitucional del TSJ.

 

Marval agregó que la sociedad venezolana  esperan de los Magistrados  «no el silencio taciturno, sino una visión optimista sobre el destino de ésta institución y podemos decir, que estamos cargados de esperanzas del potencial que aún nos falta imprimir para desarrollar los instrumentos que permitan el triunfo en la transformación positiva de la realidad venezolana».

-Debemos cómo institución convertirnos en esa fuerza moral que sirva de estandarte y de apoyo a todos aquellos que en Venezuela y fuera de sus fronteras, compartan la mirada de un país libre, grande y generoso, y pedimos a todos que nos acompañen a sumarnos al desafío de lograr prender y llevar a la meta la antorcha lumínica que alumbre el  sendero de la libertad.

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