Robert Alvarado  @robertveraz

 

“El pranato es una fórmula rentable de gobierno patentizada por delincuentes…” Pedro Romero

 

Tremenda alharaca se formó tan pronto Maduro anunció una “comisión especial para la conducción de la revolución judicial”, presidida por quien Emiro Brito Valero no ha dejado de llamar el “El Teniente Cabello Rondón”. En ese sentido, Brito Valero haciendo gala de un refinado cinismo asegura que “No hay nada que temer, ni desconfiar, todo está en muy buenas, limpias e imparciales manos. En el Alma de ese Ilustrísimo Ciudadano, conviven en perfecta y completa armonía: Licurgo, Hammurabi, Montesquieu y “El Príncipe” de Maquiavelo”. Na pelusa…

En este tema coincido con el connotado jurista Ángel Zerpa, en su opinión: “Que el dip. Cabello sea quien conduzca una pretendida reforma judicial, sin ser abogado, y siendo el beneficiario de un fallo por medio del cual el tsj-Dos Pilitas le concedió instalaciones de un medio de comunicación, más que insensatez, es demostración de realidad”. En el caso de El Nacional, el individuo en cuestión demostró su influencia sobre el aparato (lo que es realmente en estos momentos) de justicia, esta vez la confirma al estilo carcelario con la reedición de la otrora Comisión de funcionamiento y reestructuración del Sistema Judicial que aplicó el difunto eterno para poner al Poder Judicial a sus pies, como en efecto lo hizo.

Atina Zerpa al hablar de “demostración de realidad”. ¿Por qué? Basta echar un vistazo a las redes sociales para comprobarlo en expresiones vertidas sobre Diosdado Cabello: “El Pran Supremo” (https://twitter.com/hectorvegas/status/953231017980186624), “PRAN de la República Bolivariana de Venezuela” (https://twitter.com/a_martini11/status/409867389074173952), “Pran de Venezuela” (https://twitter.com/FelixsosaG/status/338564964010848256), “Pran mayor” (https://www.facebook.com/rietedelgobierno/posts/282196238626527/),  sobran los ejemplos, hasta en spanish: “El big pran” (https://twitter.com/tbenavides1/status/90913722721239040). Nada más concordante con la realidad que estaba latente en el Poder Judicial y que desde hace unos días impusieron contra toda lógica tanto jurídica como racional.

Ante esa realidad no sería aventurado afirmar que en el Poder Judicial ocurrió un cambio de carro, sí, eso que sucede en las cárceles cuando desplazan a un pran, por lo general por medios violentos, y se instala un nuevo líder negativo a ejercer el gobierno en la prisión. Lo que sucedió realmente con el anunció de la “Revolución Judicial en todo el sistema de justicia” no es más que la transferencia de la modalidad de gobierno carcelario al ámbito judicial. Y esto no es algo nuevo, viene sucediendo desde hace tiempo y el mejor ejemplo son megabandas como la de El Coquí.

Las megabandas están cimentadas esencialmente en el traslado a los barrios de la estructura de mando de las cárceles, dando lugar a estructuras organizacionales delictivas poco complejas pero eficientes, en las cuales, además del concierto criminal, el poder represivo sobre la población donde se ejerce control territorial es demostrativo de una faceta preocupante de la situación de la actividad delictiva que aparentemente permeo el sistema de justicia venezolano con esta mentada “Revolución Judicial”, puesta así en mayúsculas ante un “sistema de justicia venezolano” no por casualidad escrito todo en minúsculas en el anuncio de Maduro.

Las megabandas nacieron en zonas de paz, lugares donde la paz se desnaturalizó con acuerdos entre delincuentes de no agredirse e integrarse en función de acrecentar su dominio territorial y capacidad operativa en el ámbito de la criminalidad organizada, derivando en uno de los principales problemas de orden público emergente en la actualidad. Mediante el mismo proceder se desnaturaliza a la administración de justicia, emulando a las megabandas en su afán de anexarse otros espacios territoriales, igualito que está haciendo El Coquí, a quien no le bastó la Cota 905, El Valle y El Cementerio y fue por La Vega, a los revolucionarios no les bastó el Poder Ejecutivo, retomaron con argucias el Legislativo y ahora oficializan que son los dueños del Poder Judicial, dando a entender que efectivamente el TSJ era su bufete. Con esta operación ya tienen en sus manos a todos los poderes públicos, incluyendo el Moral y el Electoral.

O sea, a este nuevo carro si le ronca el mambo caballero… quienes lo integran sí que no juegan carritos, aquí el problema no son las leyes a reformar, tampoco de qué “reservorio académico saldrán los juristas que van a colaborar con el régimen y su AN en la inminente reforma del poder judicial”, menos que hayan dejado por fuera a la @acienpol, las universidades y al gremio de abogados. Esos son temas triviales ante el verdadero problema, a saber: con este cambio de carro se consolida el proceso de autocratización que terminará por sumirnos tanto en la indigencia como en la indecencia. Un verdadero reto que tenemos ante este escenario del todo adverso para todo ciudadano, especialmente para quienes ejercemos el derecho.

Como se trata de un cambio de carro poco importa que Diosdado sea o no abogado, como tampoco es relevante que un líder negativo sea o no gerente con tal que tenga la fuerza y que sus luceros estén revestidos de la misma, y vaya que los luceros que flanquean al coordinador de la comisión tienen poder, algo que han sabido capitalizar incluso sobre la memoria de sus difuntos, como es el caso de Lourdes Suárez Anderson, hermana de Danilo Anderson, cuya muerte dio lugar al bodrio más reprochable de la historia judicial del país, lo cual nos da una idea del cual pudiese ser el alcance de la “revolución judicial”, que parece un chiste tan malo como que China haya postulado al Premio Nobel de medicina al Instituto de virología de Wuhan, el mismito de donde salió el virus chino.

Ya lo decía mi abuela, la mejor forma de ocultar algo es dejándolo a la vista de todos y eso es lo que están haciendo con la autocratización.

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