Por Sebastiana Barráez/Frontera Viva
Cuatro días en huelga de hambre tiene, en el Centro de Procesados Militares de Ramo Verde, el primer teniente Luis Alejandro Mogollón Velásquez. Lo lanzaron a una celda de castigo llamada El Tigrito, porque el director de la cárcel, Coronel (Ej.) Ramón Eduardo Mendoza se molestó porque el joven oficial le manifestó una serie de hechos irregulares que ocurren en dichas instalaciones con los militares detenidos.
Todo empezó cuando Mogollón, como jefe de piso, y en una reunión con el coronel Mendoza, le expone los problemas que han venido presentando con la visita y lo que significa que después de un año les permitieron ver a sus familiares, pero a través del alambrado de la cerca que da a la calle. Ese hecho y los otros expuestos por Mogollón desataron la ira del director que, por considerar una falta de respeto a su autoridad, ordenó castigarlo durante 15 días.
En una evidente violación de los derechos humanos el teniente fue aislado en El Tigrito, durmiendo en el piso a pesar de la delicada condición de salud que tiene, poniendo en riesgo su vida. Un custodio reveló que al joven detenido “lo tienen en condiciones insalubres, sin agua para su aseo personal y solo con un tobo para que haga ahí sus necesidades fisiológicas”.
El General de división Octavio Maximiliano Gómez Hernández, Viceministro de Asuntos Penitenciarios Militares, es responsable de lo que suceda con el primer teniente Mogollón Velásquez, quien se vio obligado a declararse en huelga de hambre.
“El maltrato al detenido es permanente, La alimentación es escasa y poco nutritiva”.
La única razón para enviar al primer teniente Mogollón a la celda de castigo fue exponer la situación que viven los detenidos y su intención de que se tomaran correctivos.
La cerca los divide
Aunque estuvieron más de un año sin tener ningún tipo de visita, los presos de Ramo Verde, entre quienes hay gran cantidad de presos políticos militares, de diferentes Operaciones consideradas por el régimen venezolano como Traición a la Patria e Instigación a la Rebelión, solo se les permite que vean a sus familiares a través del alambrado y son obligados a estar uniformados con pantalón jean y franela verde.
Hay quienes no tienen camiseta verde y se ven precisados a tener que pedir prestada una usada para que se les permita acercarse a la cerca y tener acceso a la “visita”. En esas circunstancias también se les amenaza con negarles un derecho fundamental para el detenido, lo que representa el abuso de poder con el que actúan contra los presos de Ramo Verde.
“La semana pasada llovió durante la visita. Los detenidos, para no perder la visita, permanecieron bajo la lluvia, motivo por el cual algunos de ellos se resfriaron y enfermaron”, narra el familiar de uno de los detenidos.
Eso ocurre porque los detenidos deben ubicarse al otro lado del cercado, a la intemperie, bajo sol o agua, según el clima del día de la visita. Los familiares son ubicados del lado de la calle, parados y bajo un toldo.
Solo dos presos
El primer teniente Mogollón tiene fractura craneal bilateral y estuvo a punto de morir, después de haber sido expuesto a la muerte por sus custodios durante el intento de fuga que escenificaron varios de sus compañeros en uno de los traslados a los tribunales.
El Primer Teniente pertenece a la promoción del Ejército 2012. Es uno de los dos únicos detenidos por el caso La Espada de Dios, por el cual le imputaron cuatro delitos, a los que le agregaron cinco desde la fuga de varios jóvenes que fueron parte del mismo expediente.
Es así como está preso desde que, en el 2017, una comisión de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) se presentó a su sitio de trabajo en el Fuerte Tiuna y lo detiene. Asiste a la audiencia, el 15 de diciembre 2017, con el juez capitán (GNB) Mickel Enrique Amezquita Pión, el mismo ante el cual un capitán de corbeta murió después de haber sido secuestrado y torturado por la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim).
Al primer teniente Mogollón, después de haber sido trasladado al recinto carcelario, le dieron tratos crueles e inhumanos, por parte del entonces director de Ramo Verde, Capitán de Navío José Ramón Boston Silva, y el custodio Capitán de Corbeta Pinto Verde, quienes lo enviaron a una celda de castigo.
Mogollón nunca se recuperó del todo, porque tampoco ha recibido la atención médica necesaria para la lesión cerebral focal que presenta, además de los hematomas intracraneales, contusión cerebral con alteración de la barrera hematoencefálica, que lo obligan a usar gorros para proteger su cráneo cuando se desplaza, evitando cualquier roce o golpe peligroso que le rompa el cuero cabelludo.
Aunque el joven primer teniente recibió, desde el 7 de marzo 2019, medidas cautelares, por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ni siquiera ha recibido la atención médica como paciente de Linfoma Hodgkin.
Finalmente hay que destacar que en la causa La Espada de Dios hubo trece imputados, pero solo Mogollón y Eliézer Vásquez Guillen, están detenidos.
El 1tte. Rafael Eduardo Arreaza Soto fue asesinado, durante un intento de fuga, el 30 de noviembre 2017. El Capitán (Ej) Víctor Asdrúbal Pereira Labrador, es el único con libertad plena, después que hizo un acuerdo y siguió su carrera militar.
El General Ángel Vivas Perdomo tiene medida cautelar bajo presentación, así como los primeros tenientes José Ignacio Medina Marmolejo, Francisco Pablo Rodríguez Ojeda, Luis Eduardo Berbesí Torres y José Daniel González Bolaño. Cuatro de los primeros tenientes lograron fugarse: Ronald Leandro Ojeda Moreno, Marcos Antonio Briceño Camacho, José Ángel Rodríguez Araña y Josué Abrahán Hidalgo Azuaje.