La singular batalla protagonizada por Jorge Rodríguez contra Óscar Figueras constituye un conflicto por el alma y la simbología del discurso de vanguardia, revolución, cambio y progresismo en Venezuela, con el cual se suelen identificar los movimientos políticos de tendencia izquierdista, que suelen asumir las doctrinas y obras de Karl Marx, Vladimir Lenin, Fidel Castro, Mao Tse-tung, León Trotski, Antonio Gramsci y muchos otros políticos y pensadores que no es posible nombrar en tan breve espacio.
Por Daniel Arias Alfonzo /ELNACIONAL
Aunque muchos no le den importancia a esta situación, si tiene una fundamental prioridad para el PSUV, cuyos dirigentes en su juventud conocieron la caída de la Unión Soviética debido a las reformas políticas y económicas que se llevó a cabo durante el último gobierno de Mijaíl Gorbachov (la perestroika que se ocupaba de la reestructuración económica de la Unión Soviética y la glásnost que pretendía atenuar las políticas restrictivas que impedían la libertad de expresión y la libre circulación de las ideas).
Esta situación traumatizó políticamente a muchos políticos de izquierda, que decidieron que jamás debían reconocer fallas o errores político-administrativos de ningún tipo, sin importar lo evidente que fueran y que el control de la propaganda y la verdad oficial era vital para la supervivencia de cualquier gobierno de izquierda que llegará a surgir en el futuro.
Mientras algunos denuncian una reforma económica en camino mucho mayor que las de Carlos Andrés Pérez en 1989, con una ola gigantesca de privatizaciones realizadas en secreto, aprovechando la cláusula de confidencialidad de la denominada Ley Antibloqueo, otros plantean que la reforma económica no corre pareja a reformas políticas del mismo tenor, sino que más bien apuntan a la creación definitiva del Estado comunal con la propuesta cronológica de establecer 200 ciudades comunales antes del 24 de junio de 2021, por lo cual hay una abierta contradicción entre una apertura política y una apertura económica.