***Especialistas en el área aseguraron a la Voz de América que el país podría estar a las puertas de otro apagón nacional
La crisis energética que padece Venezuela se ha mantenido como uno de los factores que afectan a diario la vida del venezolano desde hace varios años. Muchos se quejan de que esta situación no parece hasta la fecha ser una prioridad en la agenda del regimen, dado el incremento de las fallas eléctricas reportadas en los últimos dos años.
La profunda crisis humanitaria que vive el país se ha intensificado con el colapso del sistema eléctrico. En marzo de 2019 el país vivió varios apagones, entre esos uno de más de cuatro días que afectó a los 23 estados del país, situación que parece poder repetirse en los próximos meses ya que aún no han llegado los repuestos para resarcir los daños que sufrieron los equipos durante esos incidentes del pasado año.
Solo entre enero y julio de este año 2020 se han registrado 48.659 apagones en todo el país, según datos revelados por la presidenta del Comité de Afectados por los Apagones, Aixa López, quien agregó que el número de incidencias incrementó 13% con respecto al 2019. Los estados que han tenido mayor recurrencia son: Portuguesa, Apure, Mérida, Zulia y Táchira.
La VOA conversó con José Aguilar, ingeniero especialista en sistemas energéticos, quien considera que el sistema eléctrico venezolano presenta un grave estado de agotamiento sistémico en toda su cadena de valor: generación, transmisión y distribución, lo que hace que el último eslabón de ella, la atención a los clientes (gestión comercial), sea pésima o inexistente en algunos casos.
Ese agotamiento o desgaste, -expone-, se debe primordialmente a una negligencia operacional y administrativa por una excesiva corrupción y falta de mantenimiento generalizado.
Aguilar considera que las condiciones operacionales y de mantenimiento que presenta el sistema eléctrico del país en este momento son precarias.
“El pronunciado y ancho deterioro por mantenimientos vencidos en la infraestructura eléctrica de plantas, subestaciones eléctricas y las redes en general han colocado al servicio eléctrico venezolano, en una situación extrema en la que en algunos casos, ya no se pueden ni hacer los mantenimientos requeridos en su mayoría vencidos, por lo que no se puede tolerar más fallas, ya que eso traería como consecuencia serias restricciones, aún mayores a las actuales, para la continuidad del servicio”, agrega.
Aguilar además lamenta que esta sea “una realidad que se le oculta a la sociedad”.
Un mega apagón puede suceder pronto, asegura el ingeniero, quien menciona que la mayoría de los que han ocurrido son por negligencia operacional de los encargados del sistema, al abusar de los límites de operación segura de la red.
A su juicio, Venezuela viene sufriendo una gran contracción energética de más del 35% desde 2013 y lo que está pasando es que la demanda del país está tocando fondo. Aguilar explica que a diferencia de otros países, la pandemia no redujo la demanda en Venezuela, porque ya la industria y el comercio se habían estrangulado desde el año 2013 por otras políticas erradas.
“Ahora hay más gravitación hacia la carga del sector residencial y el servicio eléctrico del país pese a contar con el triple de MW instalados es incapaz de enfrentar esa demanda contraída por la altísima disponibilidad tanto de las plantas eléctricas como de la red de transmisión y distribución. La culpa no es de los usuarios, es la empresa que debe enfrentar con éxito la demanda de los venezolanos, pero que por su gestión disfuncional anclada en un dogma político tenemos un servicio totalmente subestándar”, sentenció.
En las últimas semanas en el país se han vivido varios racionamientos de electricidad por largos periodos de tiempo, pero según Aguilar, esto no está siendo ejecutado de manera formal y con los protocolos necesarios, puesto que el deterioro del sistema no permite que se pueda cumplir o adherirse a los planes de racionamiento que se anuncian.
El experto además considera que la actual época de verano, donde el calor es más intenso, genera que los equipos y las plantas eléctricas se recalienten, sobre todo las plantas térmicas por su casi inexistente mantenimiento. Esta situación, -explica-, produce menos energía para aumentar la oferta y eso hace mayor la brecha entre la oferta y la demanda lo cual impacta la situación deficitaria que impone los racionamientos a modo de tratar de evitar el colapso del servicio.
“El gobierno (en disputa de Nicolás Maduro) no está en capacidad de hacer algo para mejorar el sistema eléctrico, simplemente es contrario a su ADN. Las máximas autoridades buscan la dominación de la sociedad a través de la falta de este y otros servicios. En ese objetivo han sido altamente exitosos cometiendo con la complicidad de varios facilitadores desde la palestra del poder serios abusos contra la sociedad: ocultando la información de la condición real del servicio eléctrico venezolano, existe un apagón informativo” , expresa Aguilar.
El experto menciona además lo que cataloga como la constante evasión de la responsabilidad que le acarrea a quienes están en el poder ya que se mantienen siempre culpando “a otros” factores como el Fenómeno de El Niño, causas biológicas, además de culpar a los usuarios y considerarlos “derrochadores”.
“Tuvieron el tiempo y recursos suficientes para evitar esta miseria energética, pero es evidente que el guión que se obedece es otro diferente y antinatural a los mejores intereses de la sociedad venezolana”, comenta.
Por su parte, el especialista en temas de energía, Néstor Hernández, explica que la demanda máxima actual está en el orden de los 10.000 Megavatios (MW), y aun así existen apagones, cuando existe una capacidad instalada del orden de los 34.000. A su juicio, esto solo indica que hay una gran cantidad de esa capacidad que no está operativa y se desconocen las razones.
Considera que los apagones son más frecuentes y prolongados no solo por la falta de mantenimiento de los equipos sino por el deterioro que presenta la infraestructura de generación, transmisión y distribución de electricidad a todo el país.
En este sentido, una fuente cercana a la Federación Trabajadores de la Industria Eléctrica (FETRAELEC) que pidió no ser identificado por temor a represalias, comenta que el sistema eléctrico venezolano depende de generación térmica y generación hídrica esta última es generada por los embalses como El Guri, además de otros que se encuentra en gran parte del país en las que no se tienen hidroeléctricas en funcionamiento, lo que genera cero producción de electricidad.
Explica además que existe un mantenimiento que se debe hacer para cambiar un conductor en el embalse de El Guri que es donde se está produciendo la mayor energía que recibe el país y aseguró que si lo hacen debe haber un apagón nacional de al menos 36 horas. El experto dijo que esto no sucedería si existiera el respaldo eléctrico de las otras estaciones que ahora solo prestan un servicio del 10% de su capacidad.
La represa de Caruachi está generando 770 Megavatios (MW) con una capacidad de más de 1400 MW y el resto de la generación hídrica proviene del Guri, por lo que gravita sobre Venezuela, -dicen los especialistas-, un mega apagón producto de la desidia y negligencia de los administradores de turno que no conocen la industria eléctrica.
Además sostienen que los que muchos de los que conocían el sistema se marcharon cansados de maltratos, cuestionamientos políticos y bajos salarios, que siguen siendo parte del día a días de los que se mantienen laborando en el sector.
“La situación eléctrica que se está viviendo estuviera en peores condiciones si se tuviera el consumo de los más de 5 millones de venezolanos que han emigrado y si el gobierno no hubiese cerrado las puertas de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), institución dedicada al desarrollo industrial del país y de miles de empresas que ya no existe fue apagada para bajar el consumo eléctrico”, dijo el experto a la Voz de América.
El directivo de FETRAELEC detalla que las fluctuaciones que se están presentando a nivel nacional son consecuencia del alto consumo de energía, lo que genera una variación por sobrecarga y cuando la demanda sube no hay cómo respaldarla, por lo que comienzan las fluctuaciones de bajas y alta tensión que generan daños en los equipos electrodomésticos.
“No hace falta ser mago para vaticinar que si las temperaturas siguen subiendo vendrá un mega apagón a nivel nacional y no sabremos las consecuencias que esto traería”, apunta.
Considera que lo único que podría salvar el colapso del sistema eléctrico del país sería un programa de inversión y un estudio preliminar para detectar dónde están los nudos, cuáles son los tipos de inversiones que se deben realizar para equilibrar la generación termina con la generación hídrica y así generar los respaldos que se necesitan para evitar los apagones, pero hasta el momento solo reina dentro la improvisación y el método de ensayo y error.
“El caos eléctrico que existe obedece a la incapacidad del Estado para administrar un recurso tan importante para el país”, concluye el directivo.