Alfonsina Ríos / Venezuela RED Informativa
El guariqueño es amplio como sus sabanas, con olor a mastranto, a tierra mojada, pescador de palometas y comiendo chigüire con casabe, madrugador, nostálgico cuando va bajando el sol, natural, pero fuerte, apacible y silencioso como el llano y, además, conoce lo que es la amistad, es un amigo, así creo ver al personaje de esta semana, nacido en Calabozo, quien compartió parte de su vida en Maracay, disfrutado de las bondades de la región y del litoral aragüeño, en la bahía de Cata, en las playas de Ocumare, un llanero frente al mar.
Perteneció a las filas de Acción Democrática (AD), cuando todavía quedaba una pizca de los principios y valores de sus fundadores. Concejal en dos oportunidades por el municipio Girardot de la “Ciudad Jardín” y exdiputado de la Asamblea Legislativa de Aragua en el período 93-96. También se desempeñó como empleado de la alcaldía de Maracay y de la gobernación. Más adelante fue secretario político y cofundador con Antonio Ledezma de Alianza Al Bravo Pueblo (ABP) a nivel nacional y fundador regional en Aragua de ese partido.
Estamos hablando de Freddy Solórzano, político y hombre de los medios de comunicación social, locutor de profesión, con su propio programa radial, quien desde 2016 se vio forzado a dejar a Venezuela por ser un perseguido político del régimen de Nicolás Maduro; férreo opositor del chavismo, al cual, considera contrario al sistema democrático y que, a su parecer, ha oxidado todas las bases de la institucionalidad, contraviniendo los derechos humanos, las libertades y la Constitución Nacional. Asimismo ha criticado duramente las prácticas y el colaboracionismo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), de la cual también sufrió acoso.
Actualmente Solórzano se halla asilado en la ciudad de Miami, en el estado de Florida, en Estados Unidos, vive con su familia y allí ejerce una gran actividad social y política en pro de la libertad de Venezuela. “Salí de mi país por persecución política del régimen, en 2016 en un vuelo comercial con destino a Miami, me urgía salir, porque también mi hija menor tenía un tratamiento y no conseguíamos los medicamentos e insumos médicos apropiados, por lo cual ya era una obligación irme al exterior”.
Comenta que sintió una gran tristeza porque dejaba su tierra “mis querencias, mis costumbres, mis raíces, mi país. Tener que separarme de una gran estructura política y de amistades construidas por años… y ya no digamos el haber dejado a la familia. Como soy un hombre de valores espirituales y terrenales me causó un gran impacto el haber dejado todo”.
Agrega: “Sentí mucha tristeza y un gran dolor, como si algo se desprendiera dentro mí, y al mismo tiempo, llegaron recuerdos de mi niñez y de todo lo vivido en mi patria querida y recorrida, y pedí a Dios algún día poder regresar, lo que para mí es un sueño permanente: poder volver a Venezuela”.
Solórzano, es una persona que desde muy joven se ha dedicado a la gestión pública y política, es un hombre conciliador dicen quienes lo conocen, y aunque se halla fuera de su país, jamás ha perdido el contacto con el pueblo, con sus familiares y amigos que se encuentran en la nación caribeña.
-¿Siente temor de no regresar nunca más a su Venezuela o piensa que volverá?
-Como dijera en una ocasión el doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, líder de Nicaragua, amigo de Carlos Andrés Pérez y esposo de la expresidenta de ese país, Violeta Barrios de Chamorro: “Cada quien es dueño de su propio miedo”. Yo sí lo tuve en cierto momento, al principio de mi salida de Venezuela, pero ya no. Ahora estoy más convencido que nunca que pronto voy a volver, que vamos a volver una gran mayoría de los 6 millones de venezolanos que a causa de la tiranía castro-chavista, hemos tenido que emigrar forzadamente, a otros países.
El político guariqueño considera que el exilio es difícil y está decidido a regresar: “Sé que mi papel está en aportar a la gran reconstrucción de una nueva Venezuela, en la que haya oportunidades para todos y en donde no vuelva a instaurarse nunca más dictaduras, ni tiranías que ofendan la dignidad humana de mis hermanos”. Está ganado a materializar ese anhelo de salir del régimen de Nicolás Maduro: “Por eso seguimos en la lucha para ponerle fin a esa pesadilla”. Y desde Miami afirma: “Trabajo sin descanso todos los días por mi Patria, hasta verla en democracia y libertad”.
Solórzano proviene de una familia muy extensa de doce hermanos, sus padres lamentablemente fallecidos, ellos les inculcaron a sus hijos valores, principios morales y democráticos. Comenta que tiene “cinco bellas hijas, todas ellas graduadas y casadas”.
Recuerda la Venezuela del ayer, donde conoció la vinculación a lo espiritual y su cumplimiento con los deberes de un buen católico: “Eran tiempos en los que el Estado garantizaba una excelente educación, un buen servicio de atención médica, se respetaba al maestro y al policía, en esa época los venezolanos éramos más unidos y solidarios”.
En opinión del exdiputado, Estados Unidos es una gran nación “garante de la democracia y la libertad, y donde se aplica la justicia”, de ella esperan una participación contundente para el logro de la Venezuela que anhelan.
Los amigos de Solórzano dicen que es de muy buen comer, que es “buen diente”, y lo ratificamos, aunque le gustan todas las comidas venezolanas, pero dentro de sus platos favoritos se cuentan las arepas, ya de carácter internacional, y añora los frijoles con arroz, chigüire y queso rallado, típicos del llano.
“Miami -comenta- es la capital de Latinoamérica” y su menú es muy variado. Para quedar satisfecho “hay que turnar los platos de cada país, hay mucho sabor en la gastronomía de esta ciudad”.
-¿Cómo es la vida de usted como llanero en Miami?
-Alternando entre un pasado rico en tradiciones y nacionalidad propia, y una urbe cosmopolita.
-¿Le gusta la música llanera? ¿Se le parece a Chávez?
-Chávez nos quiso quitar el país, la bandera tricolor, el escudo y hasta la moneda, el Bolívar, que por el desequilibrio económico nos quiso arrebatar. La música llanera, el color rojo y todos nuestros símbolos, son de todos los venezolanos. ¡Qué viva nuestra cultura llanera y que siempre viva Venezuela!
-¿Le gusta bailar? ¿Cuál es la canción que más le atrae?
-“Yolanda” y “Yo quiero ser como Ariel” de la Billo’s Caracas Boys. Me encanta el joropo y una que otra salsa. ¿Echamos un pie?
A pesar de las adversidades con el régimen chavista, la fe de Freddy Solórzano continúa intacta. Cree en Dios Todopoderoso, reza todos los días y agrega: “El padre Palmar es mi guía espiritual, porque es un gran luchador de los valores de la democracia y de la fe. Me parece una gran persona, lamento que no esté dando la misa en el sitio adecuado, aunque para mí, Dios está en todas partes”.
-¿A qué actividad se dedica ahora en Miami? ¿Y qué significa ese trabajo para lograr la democracia de su país?
-Soy un activista a tiempo completo, junto con la diáspora venezolana, en la lucha por el restablecimiento de la democracia en Venezuela.
-¿Qué significa para usted la Coalición Internacional y la Junta Patriótica?
-Son dos organizaciones con muchas coincidencias, una fundada por Pablo Medina, y la otra por este servidor. También, pertenezco en el aspecto global a Paralelo XXI, brazo anticomunista opositor al Foro de Sao Paolo y luchador por el restablecimiento de las democracias en las Américas. Juntos estamos en el camino correcto y creemos que para salir del régimen debe ser a la fuerza.
-Me dicen que tiene muchos amigos, entre ellos, Pablo Medina. ¿Puede contar alguna anécdota de ustedes en Miami?
-El exilio tiene muchas espontaneidades. Hemos viajado por avión y por tierra a Nueva York y a Washington, entre otras ciudades. En ellas hemos tenido nuevas experiencias, sacrificios, penurias económicas y anécdotas hasta para tirar hacia arriba… De Pablo te puedo asegurar que es un político de principios, es un luchador incansable por la libertad de Venezuela y un hombre súper honesto.
-Tengo conocimiento de que usted y Pablo Medina fueron los que promovieron, junto con el secretario de la OEA, Luis Almagro, los campamentos humanitarios fronterizos para recibir a la diáspora venezolana. ¿Cómo fue ese trabajo?, ¿se siente satisfecho de haberlo logrado o decepcionado?
-Efectivamente, fuimos los propulsores de la creación de los campamentos humanitarios. Tuvimos un gran respaldo del doctor Almagro. De la primera etapa tengo algunas decepciones, pero sabemos que vamos a reactivarnos pronto, con más fuerzas y objetivos claros.
-¿Cómo ve el manejo que le han dado los enviados de Guaidó a esas ayudas humanitarias y a esos campamentos?
-Eso se ha manejado muy mal. Las ayudas no han llegado hasta donde tenían que haber llegado, en algunos casos no se cumplió con lo esperado, las expectativas no se cumplieron, hay gente necesitada a quien se ayudó, pero a otros no.
-¿Qué piensa de la política de la MUD y Guaidó para resolver la crisis político-económica que vive Venezuela?
-No es cierto que vayamos bien. Era mejor y más aceptable desempolvar la frase de Teodoro Petkoff quien, en paz descanse, decía: “Estamos mal, pero vamos bien”. Y en cuanto a la MUD, le hemos pedido a Guaidó que rompa el cerco que le tienen, porque obligaría a respaldar a la gran mayoría que dice que “con Guaido o sin él, hay que salir del régimen”.
-¿Cree que Maduro salga a punta de diálogo?
– Reafirmó: Ese régimen criminal sale solo a la fuerza.
-Si la situación en Venezuela pasa y hay un final feliz, ¿qué hará cuando esté de nuevo en su casa?
-Reencontrarme con los míos y continuar mi actividad política. Aún me siento joven y con ganas de seguir trabajando por la democracia y por Venezuela.