POR: LUIS VELÁZQUEZ ALVARAY

 

La higiene pública ha sido objeto de debate durante siglos. Muchas historias de las sociedades en el mundo, se han conocido por el desarrollo de penosas enfermedades, caracterizadas como pestes, siendo la del presente, otra más de las tantas que ha sufrido la humanidad.

El impacto de la peste negra, en 1648, sacudió los cimientos de las estructuras sociales medievales.

El miedo ha sido el principal factor de estudio de la peste. El pánico colectivo, que, aunque siempre queremos ocultarlo, es parte de la naturaleza humana. Italia, por ejemplo, ha sufrido el impacto de las enfermedades contagiosas fuertemente.  Elisabeth Carpentier, estudió el impacto del año 1348, del masivo mal que sufrió este país, avanzando teóricamente en la compresión de la enfermedad, no solo como un problema biológico. Sus implicaciones son muchas y los factores que las crean también. El abordaje debe ser social, de allí su naturaleza colectiva.

Igual, se establece que tiene un carácter político, y se deriva la forma de enfrentar una cuestión tan compleja. La organización de la estructura sanitaria, depende del vaivén del color con que se mire. También lo demográfico, lo económico, y el comportamiento social, son básicos para organizar el enfrentamiento a estos patógenos enardecidos. De allí que el investigador Bartolomé Bennassar, no dudo en tratarle bajo la categoría de «la historia total».

La íntima relación entre la enfermedad y las condiciones ambientales, no es una constatación muy novedosa. Diversas propuestas desde la antigüedad, fueron profundizadas por Le Roy quien habló de ¨la primera unificación microbiana del planeta¨. Ruffie y Sournia, dejaron ver lo que con el tiempo ha podido comprobarse: ¨el microbio no camina por separado. Allí siempre está la mano del hombre¨.

Mucho se ha discutido sobre las estructuras sanitarias. Curiosamente, después de tantos siglos, se regresa a la solución del aislacionismo y la asistencia, como en el caso de la toscana italiana en el año 1630.

Panzac estudio las repercusiones económicas de la enfermedad en la baja edad media: implosión comercial, caída de las exportaciones y la carestía posterior del algodón y los cereales.

Dentro de ese marco de análisis de la totalidad, no puede ignorarse la intervención de los factores culturales, de allí la concepción fatalista e ignorante del mal. En palabras de Nadal y Giralt.

La historia es testigo de las terribles consecuencias sociales de epidemias como el cólera, la tuberculosis, la fiebre amarilla y demás colores que han plagado el desarrollo universal.

El concepto de ¨patogénesis, propuesto por Grmek, considera la evolución de las enfermedades, como marca imborrable para el estudio demográfico de los grupos humanos.

Ejemplos de todo lo señalado sobran en el análisis historiográfico, tan sabiamente organizado por el doctor José Luis Beltrán Moya, profesor de la universidad de Barcelona: ¨la peste ofrece un terreno ideal para el análisis demográfico, económico, social, político y cultural, y de entre todas las enfermedades del pasado continúa siendo, por su permanencia cronológica y por sus repercusiones en la sociedad occidental del antiguo régimen, el morbo por excelencia¨.

Conociendo lo sucedido con esta peste de hoy, es menester algunos señalamientos:

La civilización avanza en casi todas las esferas, pero ha sido incapaz de vencer las arremetidas de la peste roja, que subsiste en el humedal de las tiranías.

La pandemia llega a los países impunemente y las respuestas son artificiales, puras y simples, sin denunciar al ogro que la originó, que puso a todos a correr, a esconderse y plantear salidas equivocadas. Una política sanitaria que busca una vacuna, pero olvida al monstruo que ha originado este padecimiento.

Mientras no se desentrañe al leviatán, todo el abordaje será coyuntural. En un mundo global, es necesaria La unidad de criterios no solo científicos, sino estratégicos, para derrotar esta maldad política de una tiranía que se erige invencible

En conclusión, muchas variables en un problema: el origen de la actual peste, tiene un fuerte elemento político. El comunismo chino cuya nomenclatura inundo de gérmenes rojos el planeta.

 

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