Por  Pedro Mena

Llegó la hora del desenlace de esta tragedia que sigue afectando a millones de compatriotas, que sufren en carne propia, el exilio obligado, la persecución y agresiones política.

Antes del respectivo análisis, estoy obligado por razones sentimentales y humanas, a felicitar a todas las madres del mundo en su día, en especial a las gloriosas venezolanas, que sufren a diario la represión brutal de la dictadura del usurpador y sus aliados comunistas internacionales. A ellas mis respeto, amor y solidaridad.

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