Estar preso siendo inocente es trágico, las violaciones de derechos humanos a personas que no cometieron delito alguno saltan a la vista, Rolando, Otoniel y Juan Guevara (I) me evocan esa imagen recurrente de abusos continuados, sus casi 15 años presos en el Helicoide (SEBIN) no tienen otra explicación que la conducta aviesa de sus verdugos, jueces y carceleros.

El Tribunal Supremo de Justicia, el de los usurpadores, ordenó al tribunal de la causa de Leopoldo López otorgarle una medida humanitaria por “irregularidades en la distribución del expediente” y razones de salud, Maikel Moreno consideró ajustada a derecho esa pretensión, la cual se hizo efectiva hasta el 30 de abril de este año; algo similar pasó con otros presos políticos emblemáticos: Iván Simonovis, Laided Salazar, María Elena Uzcátegui, Marcelo Crovato, Francisco Coronel Lugo, Ángel Betancourt, Ignacio Porras, entre otros.

Quienes solicitan esas medidas u otros beneficios procesales parecen ignorar la existencia de Rolando, Otoniel y Juan, cuyo apellido está grabado en el historial de aberraciones jurídicas que los hacen merecedores de JUSTICIA, así con mayúsculas. Sin embargo, sólo veo a la Dra. Jackeline Sandoval, (II) en una gesta quijotesca, pidiendo por la libertad de estos tres sobrevivientes del ensañamiento oficial, nada fácil cuando las respuestas escapan al sano e impecable ejercicio del derecho, cuando los años de perfidia oficial imponen dosis extraordinarias de fortaleza y coraje.

Pudiésemos enumerar todos los padecimientos que atormentan a Rolando Guevara, problemas coronarios, cardiopatía, hernias en la columna, lesiones, dicho así coloquialmente o técnicamente de nada ha servido para que se les dé acceso a servicios médicos que hasta en guerra se le suministran al enemigo, lo cual nos pone ante la noción de exterminio como una realidad que toca de cerca a todos los venezolanos, dentro y fuera de nuestras cárceles.

A ver, los Guevara, procesados y sentenciados con vulneración del debido proceso, sin tutela judicial efectiva que también los hace enfermos de gravedad desentendidos, cual leprosos en tiempos de Jesús de Nazaret por obra y gracia de la arbitrariedad oficial, están en la cúspide de la obra lúgubre del régimen, ocupan un lugar sobresaliente que haría imposible otorgarles lo que por derecho le corresponde, suena ilógico decirlo sabiendo que tras las rejas no han tenido derechos, tener concesiones con ellos, homicidas de marca mayor -como lo determinó un juzgado del horror en base a testimonios falsos-, desluciría la obra de terror e intimidación del régimen, hablando por mí no le encuentro otra explicación a su vil encierro.

El sólo hecho de valorar esas circunstancias me hace pensar que Rolando, Otoniel (III) y Juan Guevara lejos de ser cautivos sin esperanza encarnan la valentía de un pueblo que se ve agredido en todas las formas inimaginables sin abandonar valores y principios que nos unen a todos por estos días en el propósito de cambio que conduzca al cese de la usurpación como condición de erradicación de las prácticas despóticas que han hecho de todos los que habitamos esta tierra de gracia prisioneros sin derechos ni garantías constitucionales o legales.

Así como los órganos jurisdiccionales para autorizar un traslado al médico esperan a que sea gravísima la situación del preso político, lo mismo estaría ocurriéndonos a nosotros con la comunidad internacional y la misma Asamblea Nacional, nuestras condiciones de vida se han agravado a tal punto que ya no habría diferencia entre lo que sufren quienes están dentro o fuera de las rejas, pues la privación de libertad al igual que las torturas físicas y psicológicas parecen habernos alcanzado a todos por igual.

El símil anterior parece exagerado, pero es el escenario que nos toca valorar para considerar lo difícil que debe resultarle a la Dra. Jackeline Sandoval (IV) seguir elevando después de 14 años su clamor por la libertad de Rolando, Otoniel y Juan Guevara cuando pareciera no existir opciones en el país para lograrla, situación agobiante de repercusiones inusitadas en la conjunción de esfuerzos libertarios, los cuales espero que se acrecienten en favor de los Guevara y de todos los presos políticos.

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