La odisea que sufren los venezolanos que no cuentan con gas doméstico directo se ha intensificado con la época decembrina, donde el preciado recurso llega de vez en cuando, permitiendo que revendedores hagan de las suyas ofreciendo las bombonas a precios exorbitantes en comparación a su precio regular. Sin embargo, no todo es tan malo, hay comunidades que si ven luz con el tema del gas.
Fabiola Milano, residente del sector El Observatorio, en la popular parroquia 23 de Enero, relata que los camiones que ofrecen la venta de las bombonas de gas llegan entre 15 días y tres semanas, pero no lleva la suficiente cantidad para la demanda de esta comunidad, por lo cual muchos residentes se ven obligados a buscar otras opciones para su adquisición.
“En mi casa solo tenemos una bombona y el camión llega cada 15 días o cada 3 semanas, pero si llega a un sector de El Observatorio no llega al otro porque no alcanzan las bombonas, además que reparten un número por persona y al tener que trabajar no podemos comprarla al precio que corresponde, pero tampoco nos podemos quedar sin gas, así que vamos a La Morán (San Martín, parroquia San Juan) donde podemos comprarla rápido y fácil, pero por 800 bolívares soberanos, más de 10 veces el costo regulado de la bombona de gas”.
Conseguirlo en algún lado
Milano además explica que vecinos del sector donde vive deben hacer cola desde la noche anterior para asegurar la compra del gas.
Adquirir las bombonas de gas doméstico resulta un viacrucis para muchas personas, así lo señala Lenon Cassiani, habitante del sector Aguacatico a Quebrada en El Manicomio, parroquia La Pastora, quien asegura que ha hecho largos recorridos infructíferos para comprar el gas que les permite cocinar sus alimentos.
“Una vez, salí de mi casa con el par de bombonas que tenemos en el hombro, me dirigí a los puntos de ventas en sectores aledaños, caminé hasta la calle El Carmen en Los Frailes de Catia donde por mucho tiempo vendieron bombonas de gas, pero ya no estaban vendiendo, luego me dirigí a Las Tunas, también en Los Frailes y tampoco conseguí, me regresé a El Manicomio y recorrí varios puntos de venta sin poder adquirir las bombonas de gas. El sentimiento que te invade es de frustración, poder comprar las bombonas de gas debería ser más práctico y sin tanto trauma en un país petrolero como el nuestro”, resalta.
Cassiani indica que “históricamente en este sector todos los miércoles llegaba religiosamente el gas y no de una sola compañía distribuidora, llegaba Luna Gas; Caracas Gas, entre otras que no recuerdo, ahora compramos cualquiera que acepte las bombonas vacías que llevamos”.
Resalta la labor del Consejo Comunal Luisa Cáceres de Arismendi en su comunidad, que ha organizado la compra por casas, al tiempo que asegura que aún deben afinar algunas cosas para mejorar el proceso, pero exalta el trabajo realizado.
“El trabajo del consejo comunal ha permitido que comprar el gas sea menos traumático, recientemente hicieron un censo casa por casa para saber la cantidad de bombonas que necesitan los habitantes del sector, además las pagamos a precio regulado y con antelación de manera de llegar con el vacío a retirarlas. Hubiese sido perfecto si toda la comunidad se hubiese censado y pagado sus respectivas bombonas pero no fue así. Yo llegué a las 3:30 de la mañana y ya habían personas que estaban desde las 12:00 de la noche, gente que en efecto es de la comunidad, merecen comprar, pero no habían pagado los 60 bolívares soberanos por bombona y además no se habían censado, por eso resalto la labor del Consejo Comunal Luisa Cáceres de Arismendi, pero creo que deben mejorar y afinar detalles para que todo funcione a cabalidad”.
Lenon Cassiani destaca además el peligro que corren al salir de madrugada de sus viviendas, el trayecto que debe recorrer de su casa al punto donde llega el camión es largo.
“Salir de madrugada para poder adquirir las bombonas de gas también nos pone en riesgo, y es una angustia que vivimos cada 3 semanas cuando se acaba una bombona y hay que salir a comprarla. Esta es una problemática que yo sé que no nos afecta solo a los residentes de El Manicomio, es el día a día de muchos sectores de Caracas y del interior del país, pero alguien debe hacer algo, transportar las bombonas en motos o carros es un peligro, salir de madrugada para poder comprarlas también es un riesgo, pero qué podemos hacer hay que cocinar y uno hasta se cohíbe de preparar alimentos que lleven mucho tiempo de cocción para que el gas dure un poco más, pero esto no debería suceder”, enfatiza.
Eufemia Méndez, habitante del sector La Baranda de Gramoven, en la parroquia Sucre, explica que el gas llega de manera recurrente y eficiente a su comunidad, sin embargo por las navidades el suministro ha tardado más de lo habitual.
“El camión de gas llega cada 15 días, el Consejo Comunal Estrella de David, que abarca alrededor de 300 familias, se encarga de entregar números y no tenemos que salir de madrugada, de manera organizada las familias del sector nos favorecemos del servicio de Gas Comunal a precio justo, solo pagamos 5 bolívares soberanos y no pasamos trabajo como otras comunidades cercanas a este sector”.
Subraya que las fiestas decembrinas han influido en la periodicidad con la que estaba llegando el suministro, “aunque no tiene día exacto en que llega, cada 15 días y a veces hasta semanal nos estaba llegando el gas, pero hace tres semanas que no llega, nosotros porque tenemos dos bombonas, pero quienes solo tienen una se ven más afectados, lo estamos esperando, ojalá y venga esta semana”, indica.
“Tengo familiares que viven cerca de aquí que deben buscar gas en otros sectores y pagan altos precios por las mismas bombonas que nosotros adquirimos a precios justos. El servicio de gas debería funcionar igual en todo el país, es un tema de interés, de organización y planificación de nuestros gobernantes”, resalta Méndez.
La problemática del gas doméstico no solo afecta a la capital, el interior del país también padece sus penurias.
Enoes Suniaga, residente del sector 23 de Enero en Ocumare del Tuy, en la entidad mirandina, refiere que para comprar el gas deben “cazar al camión antes que llegue y comprarla a sobreprecio”.
Cuenta que en su casa tienen dos bombonas, una de 40 kilos y otra de 10 kilos, la primera le dura alrededor de 3 meses, mientras que la pequeña solo tres semanas.
“Para poder comprar el gas debemos zanquear al vendedor de Vengas y Enacan cuando pasa con las bombonas llenas y comprarlas a sobreprecio, 1 mil bolívares soberanos tenemos que pagar o pasar todo el día en los puntos de ventas de gas con la esperanza de que llegue, además que depende también de la cantidad que llegue para la venta”.
Resalta que “la escasez del gas doméstico se debe a la mala planificación de las autoridades y a la gran afluencia de nuevas familias en el sector”.
La colaboración: “les pagamos más por temor a que el camión no vuelva”
Gabriela González, de la urbanización La Esperanza, en Santa Teresa del Tuy, municipio Independencia, en el estado Bolivariano de Miranda señala que la bombona de gas tenía un precio establecido de 50 bolívares fuertes antes de la reconversión monetaria, pero que nunca pagaron ese precio sino 10 y hasta más veces su valor.
“Uno le daba al vendedor del camión hasta más dinero porque el billete verde antiguo de 50 empezó a desaparecer. Luego vino la ampliación del cono monetario debido también a la inflación y salieron los billetes de 500 bolívares en adelante. Ya pagaba al camión un billete de 500 bolívares u otro de 1 mil bolívares por cada cambio de bombona, aunque para el momento el gas seguía costando los mismos 50 bolívares de la vieja denominación. En la comunidad se debatían entre pagarle esos 50 o pagarle más, porque ya tanto el conductor del camión como el caletero pedían descaradamente una colaboración en metálico por cada bombona despachada. Los vecinos dábamos siempre algo más por temor a que los tipos de la ruta del gas no vinieran más. Siempre nos decían que todas las comunidades les daban colaboración porque ya no les era rentable trabajar así por esa suma tan pírrica en la que se expendía el gas oficialmente. Es decir, era toda una cadena porque ya los trabajadores se rebuscaban con la llamada colaboración. Esgrimían que cobraban casi nada en la empresa de llenado que los contrataba. Luego de la reconversión a bolívares soberanos, el gas empezó a valer 50 bolívares soberanos, pero yo jamás lo he comprado a ese precio porque justo por esas fechas la falta de gas se intensificó”.
Destaca que el camión no pasó más nunca a la urbanización, aunque han visto camiones en otros sectores de Santa Teresa del Tuy, “pero para acá no han venido. Yo tengo una cocina eléctrica para casos de emergencia, pero nada como la practicidad y la rapidez de contar con la cocina a gas. Cuando la conseguimos por otras vías no convencionales del denominado ‘bachaquerismo’ hemos pagado entre 300 y 800 bolívares soberanos. Una locura total. El mismo pueblo se aprovecha de las necesidades del vecino. Y las mafias del gas también contribuyen, el tráfico de influencias y las negociaciones por debajo de la mesa, le hacen mucho daño al pueblo llano”, destaca.
Enfatiza que los camiones venden “descaradamente” el gas sin problemas a los negocios de comida rápida que existen en todo el municipio, “porque el comerciante le paga la bombona al camionero a un precio elevado con tal de contar con el preciado servicio al costo que sea, porque sabe que su establecimiento vive de eso. Esto, a su vez, favorece a los trabajadores del gas, quienes le ven más el queso a la tostada como diríamos en criollo, despachándole gas a los comercios de alimentos preparados, que a las comunidades; quienes le pagan menos dinero y muchas veces los insultan. Es todo un círculo de crisis que todos padecemos y que todos atravesamos”.
Cocinan con electrodomésticos o a leña
González explica que en su casa cuentan con dos bombonas, una Digas y otra de Autogas que le duran aproximadamente un mes, “en casa somos cuatro personas, pero hay hogares en donde puede durar menos o puede durar más (…) Hay vecinos activando todo tipo de electrodomésticos para cocinar, entiéndase ollas arroceras, tostiarepas, microondas, hornitos, entre otros artefactos, hay personas cocinando hasta en fogón. Es un trabajo arduo y el humo es súper dañino. Pero bueno, al pueblo no le queda de otra, sino resolver”.
Relata que el gas se desapareció hace aproximadamente cuatro meses. “No es nuevo el problema. Lo inaudito es que esto ocurra en un país con tantas capacidades petroleras como el nuestro. Ya uno no sabe que es lo que pasa, si es saboteo o ineficacia, o corrupción, o desangraron al país, o es por el bendito bloqueo. Aquí la única realidad que existe, es que hay un pueblo que está sufriendo. Según me informaron colocaron un llenadero aquí en Santa Teresa del Tuy y están retomando las rutas en todo el distrito para repartir el gas y garantizar el servicio en estas navidades, pero a esta comunidad donde resido no han venido aún”.
En Barinitas, estado Barinas, la situación no es muy distante, Freddy Torres, residente del sector La Florida, explica que “el gas directo que nos llega es del enchufe y todos los días se va la luz, tenemos una cocinita eléctrica pero si no hay luz cómo cocinamos, sobre todo para los niños, porque uno es viejo y se aguanta, pero ellos no pueden vivir a punta de pan porque no podemos cocinar”.
Torres explica que “los camiones llegan una vez a la cuaresma, así que para poder comprar hay que ir de procesión por los distribuidores en donde hay que anotarse en interminables listas de hasta 6 mil personas, por ello a veces ni allí conseguimos gas”.
Destaca que el asueto decembrino ha influido en la escasez, “la crisis del gas se ha intensificado en esta época, porque hasta las personas que tienen gas directo se quedaron sin gas y los proveedores de Pdvsa Gas en el sector La Pacheco les sugirieron racionarlo ‘porque no llegará sino hasta el mes de enero’.
Refiere que algunas familias del sector se benefician del Gas Comunal, “pero este llega esporádicamente, a veces pasa mes y medio y no llegan los camiones con las bombonas”.
Recuerda que recientemente se suscitó un episodio de violencia por la Carrera 6 en Barinitas, donde habitantes de la zona “cansados de la situación se dirigieron al depósito de Cocigas Néstor Rangel para incendiarlo en busca de una solución a este problema, del cual nadie se ocupa, las autoridades se hacen la vista gorda y el pueblo sigue sin respuesta”.
En algunas comunidades del país las festividades navideñas han influido en la distribución del gas, mientras que en otros sectores la irregularidad con la que llega el suministro es cotidiana, haciendo que adquirir las bombonas de gas doméstico sea una búsqueda insufrible.
Por Beriozka Fereira / Supuesto Negado