Brasilia negocia con Caracas para evitar que la eléctrica estatal venezolana Corpoelec le corte la luz al estado brasileño de Roraima por una deuda de USD 40 millones que Brasil no puede pagar debido a las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea contra Venezuela.

«Hubo contactos (con las autoridades de Venezuela). Hace menos de una semana, un representante de Itamaraty (cancillería) estuvo ahí, en contacto con esta empresa estatal venezolana que suministra energía (a Roraima)», declaró el canciller Aloysio Nunes a la AFP.

«Espero que no pongan en ejecución (el corte del suministro)», agregó.

Roraima, en crisis migratoria por la masiva llegada de migrantes venezolanos, es el único de los 27 estados brasileños que no está conectado con el sistema eléctrico brasileño. Para abastecerse importa energía de la hidroeléctrica de Guri, en la vecina Venezuela, a través de una linea de tansmisión inaugurada en 2001 por los entonces presidentes Hugo Chávez y Fernando Henrique Cardoso.

Según reveló la semana pasada el diario económico Valor, la estatal venezolana advirtió el pasado 4 de junio al gobierno brasileño que podría cortar el suministro, en un plazo de 90 días, por el impago de su deuda acumulada.

Nunes reiteró que Brasil quiere saldar la deuda, pero explicó que el impago se debe a la dificultad de encontrar «un camino financiero» para mandar las divisas sin chocar con «las restricciones y sanciones que son aplicadas por Europa y por Estados Unidos» contra el gobierno de Nicolás Maduro.

Y explicó que Brasilia le propuso a Caracas «un cruce de cuentas» para resolver la situación. «Somos acreedores de Venezuela por un importe mucho mayor que esos 40 millones de dólares que debemos a la empresa», agregó.

Ante un eventual corte de suministro, que dejaría sin luz al pequeño y pobre estado de Roraima y agravaría la crisis migratoria, el gobierno ya prepara un plan B, de poner en funcionamiento una central termoeléctrica, una opción cara y dañina para el medio ambiente.

Nunes recordó que la solución «a largo plazo», la construcción de una linea desde Boa Vista (capital de Roraima) hasta Manaos (la capital del estado Amazonas), está encontrando dificultades «por problemas ambientales» y conflictos territoriales con los indígenas de la zona.

Roraima es el estado brasileño que más ha sentido en los últimos dos años los impactos de la crisis política, económica y social que vive Venezuela. La localidad fronteriza de Pacaraima fue escenario este mes de violentos ataques de vecinos contra refugiados venezolanos.

Como consecuencia de los ataquess, unos 1.200 migrantes volvieron a su país.

VIA PANORAMA.

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