Corroídos por el óxido, desarmados y convertidos en chatarra. Así se encuentran 305 autobuses del sistema Metrobús de Caracas, que actualmente opera con fuertes retrasos en el centro y el oeste de la ciudad, lo cual se evidencia en las largas colas de pasajeros en los tramos que se mantienen activos.
Un total de 8 de las 34 rutas del sistema están suspendidas desde junio de 2017. Habitantes de los sectores Bello Monte, Chuao, Los Teques, San Antonio, Altamira, El Cafetal, La Trinidad, Las Mercedes, Baruta y El Hatillo fueron privados del Metrobús por los supuestos actos vandálicos ocurridos durante las protestas del año pasado, que afectaron estas unidades de transporte. Esa, al menos, fue la justificación oficial.
No obstante, seis meses después la merma del servicio ha estado a la par de la disminución de la flota de vehículos en desuso por mal estado.
Actualmente se necesitan 220 de las unidades que están varadas, dañadas o completamente abandonadas para mantener todas las rutas operativas con un tiempo mínimo de espera para el pasajero. El número que está fuera de servicio por falta de mantenimiento o repuestos es 36% superior a lo requerido para que funcione de manera adecuada todo el sistema.
Los 305 buses convertidos prácticamente en chatarra se encuentran en 4 patios administrados por la gerencia del Metro de Caracas en las estaciones Caricuao, Petare, Caño Amarillo y La Paz, así como en 2 estacionamientos improvisados en el Terminal de Oriente y en la estación Charallave Norte del Ferrocarril de los Valles del Tuy, ambos devenidos en cementerios de autobuses rotulados con emblemas del Sitssa o BusCaracas, además del Metrobús.
“Los autobuses se dejan perder porque la mano de obra para repararlos es más cara que adquirir uno nuevo; a veces se tienen los insumos, pero no existe el personal calificado para hacer el trabajo”, dijo uno de los cuidadores asignados al patio de la estación La Paz, en la que permanecen 150 metrobuses y una decena de BusCaracas.
Las rutas que continúan operativas trabajan a 50% de su capacidad, según datos de la organización no gubernamental Familia Metro, por la disminución de la flota, por lo que todos los tramos presentan constantes y fuertes retrasos.
Las deficiencias se deben a la falta de reposición o reacondicionamiento de vehículos, luego de que en 2007 no renovaron el contrato para rehabilitación de los Volvo, que integraban buena parte de la flota de hace 10 años y que fueron reemplazados por Yutong, indicó Alberto Vivas, vicepresidente de Familia Metro.
“Los autobuses Yutong tienen muy poca vida útil y no tienen repuestos, por lo que una vez paralizados son canibalizados para extender la duración de los otros. Desde 2014 se ha atribuido a las protestas la suspensión de las rutas, pero la razón de fondo es que no hay vehículos suficientes para atender todas las zonas”, afirmó.
A través del convenio China-Venezuela se inauguró una planta de ensamblaje en diciembre de 2015 y un centro de distribución y logística en enero de 2017. Ambas instalaciones de la firma Yutong, en el estado Yaracuy, tienen capacidad instalada para producir 3 autobuses diarios y disponían de 180.000 repuestos, informó en su momento Ricardo Molina, entonces ministro de Transporte.
El 11 de enero de 2018 Carlos Osorio, actual titular del despacho de Transporte, anunció la llegada de un cargamento de repuestos con los que esperan reparar 175 unidades de metrobús Volvo, las cuales se sumarán a la flota Yutong; pero esta es la que tiene más buses abandonados en los estacionamientos.
Caracas afronta, con cada vez menos opciones, una profunda crisis de transporte público. El Metrobús, que fue diseñado para articular la movilidad en función del Metro y que progresivamente supliría las rutas urbanas e interurbanas, se quedó a medio camino.