El aumento de pacientes con ansiedad, bipolaridad o depresión se debe, en gran parte, a los agudos problemas de orden económico, sanitario y social que han estado afrontando los venezolanos y que, hoy en día, se han enfatizado, declaró el psiquiatra Wadalberto Rodríguez, presidente de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría.

Aunado a eso, el especialista  considera que se ha perdido la capacidad de predicción hacia el futuro y de respuesta inmediata, pues la gente está en un estado de incertidumbre y eso genera que las sociedades entren en estado de neutralidad.

De igual forma, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que las emergencias humanitarias y los conflictos incrementan la necesidad de ampliar las opciones terapéuticas.

Asistencia limitada
La mayoría de antipsicóticos que necesitan no se consiguen, como son la Olanzapina, Quetiapina, Leponez, Haloperidol, Leptazine, Sinogan, Meleril, Largactil; por lo que algunos psiquiatras se conforman utilizando Rispedona. Los estabilizantes del humor presentan la misma situación: entre Carbamazepina, Carbonato de Litio y Ácido Valproico, el último es el único que se puede ubicar cuando hay suerte.

El déficit más agudo es con respecto a los anticonvulsionantes, ya que no hay Fenobartbital ni Epamin.

En cuanto a la alimentación, para asegurar la ingesta básica de proteínas y carbohidratos a los pacientes, los directores médicos de ciertos institutos psiquiátricos caraqueños han tenido que recurrir a proveedores del mercado negro. La precaria producción nacional de alimentos que limita la compra regular de artículos de la cesta básica en supermercados, ha obligado a las instituciones y familiares a desembolsar exageradas sumas dinero que oscilan diariamente y quintuplican el precio del producto en el mercado legal.

Omisión constitucional 
El acceso a la salud, consagrado en la Carta Magna de 1999 en el Art. 83 como un «derecho social fundamental, obligación del Estado», se encuentra plasmado en papel, mas en la práctica existen diversos factores  que han potenciado el resurgimiento de enfermedades, y que agotan las gotas de esperanza de los pacientes sobre una posible recuperación.

Una escasez general de insumos médicos del  80% el año pasado -según la Ferfarven-, el éxodo de profesionales y la destrucción paulatina de los centros asistenciales. La epidemia de inanición tangible. La fase de estrés perenne originada por la criminalidad, la inestabilidad jurídica-política, y la paupérrima capacidad adquisitiva de los ciudadanos que limita su acceso a los bienes y servicios.

La degradación del sistema educativo, junto con el hermetismo informativo sobre cifras  de interés público (a pesar de lo que estipula el Artículo 48 acerca de la rendición de cuentas) han fomentado el desconocimiento y subvaloración pública acerca del impacto social y económico que realmente generan las psicopatologías.

Panorama mundial

  • La depresión abarca cerca de 300 millones de personas. 260 millones padecen trastornos de ansiedad. 47,5 millones de pacientes padecen demencia. Mientras que la esquizofrenia y otras psicosis llega a los 21 millones de afectados.
  • En países de ingresos bajos y medios, entre 76% y 85% de los pacientes no recibe tratamiento; en aquellos de ingresos elevados, entre 35% y 50%, según la Organización Mundial de la Salud.

Vía ElUniversal.com

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