“Nos cancelaron el vuelo que teníamos hoy y nos lo movieron a dentro de dos días”, dijo a EFE la mujer frente al mostrador de su aerolínea, donde trata de adelantar la fecha del vuelo para no perder el dinero de sus vacaciones en España.
“No nos contesta nadie. Hoy mi amiga sigue hablando por teléfono con la compañía sin resolver nada”, lamentó.
Una suerte parecida corrieron Miriam y sus dos amigas, que hoy tendrían que estar disfrutando de sus vacaciones en Cabo Verde pero que, a causa del fallo eléctrico, vieron su vuelo cancelado el lunes y tuvieron que pernoctar en el aeropuerto.
“Llegamos aquí ayer a las 13.00, en pleno apagón y con las calles cortadas”, relató a EFE la viajera, que describió la situación que vivieron como “un caos”.
“Hoy a primera hora de la tarde deberíamos salir, aunque todavía no estamos cien por ciento seguras”, indicó la pasajera al explicar que en principio su vuelo ha sido reprogramado y que el “único” tipo de ayuda que recibieron anoche fueron “galletas y botellas de agua”.
En los mostradores de las aerolíneas, que declinaron hacer declaraciones a EFE, se acumulan los pasajeros tratando de resolver dudas sobre sus vuelos, mientras que los bares de la terminal tienen todas sus sillas ocupadas de viajeros a la espera.
También esperan sentados o acostados en el suelo, muchos de ellos después de haber pasado la noche.
La interrupción del transporte afectó el lunes a los turistas en Portugal, que quedaron perdidos sin poder conectarse a la red, lo que propició que en Lisboa se observara el regreso de los mapas, e incluso los dejó en la calle con las maletas porque no podían acceder a los pisos turísticos.
En este sentido, muchos de los visitantes buscaron alojamiento cerca de donde les pilló el apagón ante la imposibilidad de llegar a sus hoteles contratados.
Algo similar le ocurrió a los turistas que fueron a pasar el día a Sintra, una escapada muy común desde Lisboa, y quedaron atrapados sin poder regresar a la ciudad.
Muchos de ellos tuvieron que hacer ‘autostop’ para volver, como es el caso de una familia española que relató a EFE cómo retornaron a Lisboa en el coche de dos brasileños que acababan de trabajar. EFE