Uno de los temas fue la inmensa fortuna que llegó a tener el jefe del Cartel de Medellín. A la pregunta de qué le había dejado su hermano, ella apenas contestó: “Me enseñó a leer, a nadar, a montar en bicicleta, me valoró (…) Eso es más valioso que cualquier cantidad de millones de dólares”.

“Nunca fui ambiciosa. Esa cantidad impresionante de dinero, porque sí era mucha, Pablo la invirtió en la gente. Ni siquiera lo gastó en él, pero sí en los demás: construyó un barrio. Y se enfrentó a una guerra con la DEA, la CIA, Estados Unidos, y los caleños. ¿Cuánto vale una guerra?”, agregó.

Alba Marina habló de lo que pasó con todo el dinero de su hermano tras su muerte. “Después de que Pablo murió, me dediqué a recorrer las caletas que conocí y encontré muchas cosas, entre ellas la libreta, cartas de Manuela (su hija), de mucha gente, de sus trabajadores. Las caletas eran sitios que no estaban a la vista de todo el mundo, donde se guardaban cosas o se escondían personas. Estaban ubicadas en diferentes partes de Antioquia y le permitían a Pablo esconderse”, relató.

Pero aseguró que no encontró nada en esas caletas. “Ni un dólar. Escobar no manejaba dinero en efectivo. Si miran la historia, cuando murió encontraron unos billetes, pero él no manejaba gruesas sumas de dinero. La plata la tenían los guardaespaldas”, dijo.

La hermana del capo habló de solo una caleta en la que sí encontró dinero. “Eran 1.500.000 dólares. Se los mandé a Victoria (la Tata), la esposa de él, y después salieron diciendo que yo me había robado una caleta, yo no sé con cuánta plata. Yo quedé muy maluca y dije: ‘Juan Pablo –el hijo de Escobar– está diciendo eso, lo escribió, y yo no me quedé con eso’. Pasado el tiempo investigué, llegué al hilo y encontré quién se había robado la caleta. Si Juan Pablo hubiera tenido siquiera la milésima parte de inteligencia de Pablo, se hubiera dado cuenta de quién le había robado. Ellos se ensañaron por la envidia y el odio que me tenían, y yo fui el chivo expiatorio”.

También narró que “solamente después de Aguas Frías (sector de Medellín), cuando Pablo se voló y se subió a un taxi, y se dio cuenta de que no tenía dinero para pagar la carrera, empezó a guardar algo de plata. En esa oportunidad, tuvo que ir a la casa de un amigo para que le pagara el servicio. Había caletas que tenían dinero, otras, dinamita y unas más, armas”.

 

 

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