Otra de las mayores protestas fue en Barcelona, donde unas 12.000 personas, según la Guardia Urbana, se concentraron en la tarde.
Portando pancartas en las que se leía “Bajemos los alquileres” o “Stop especulación”, los asistentes protestaron por las dificultades para acceder a una vivienda en la segunda ciudad de España, donde la presión turística, la fuerte demanda o la disminución de la oferta dispararon el precio de los alquileres un 68% en la última década, según cifras municipales.

Los manifestantes reclaman una bajada del 50% de las rentas o la introducción de contratos de alquiler indefinidos, y consideran la “huelga de alquileres” como un instrumento para lograrlo.
Aunque en esta ocasión las marchas fueron en la misma jornada, esta no es la primera vez en los últimos meses que miles de personas se concentran en las grandes ciudades españolas para protestar contra la escalada de los arriendos.

En los últimos diez años, el precio del metro cuadrado de alquiler prácticamente se duplicó en el país, de acuerdo con los datos del portal inmobiliario Idealista.
Un crecimiento muy por encima al de los salarios y que, sumado al hecho de que la vivienda social es escasa en España -con apenas un 2,5% del parque total-, dificultó mucho el acceso al alquiler, que el año pasado aumentó un 11,5% interanual en España, según Idealista.
El Gobierno progresista de Pedro Sánchez aprobó en 2023 una ley de vivienda, que preveía un aumento de la construcción de alojamientos sociales, controles de alquileres en zonas de alta demanda o sanciones a los propietarios que dejaran sus viviendas desocupadas.
Pero la legislación no consiguió frenar el aumento de los arriendos, por lo que el ejecutivo anunció nuevas medidas a inicios de año, que los sindicatos de vivienda volvieron a considerar insuficiente