El próximo 20 de octubre es día de elecciones presidenciales en Bolivia en el modelo de «dictadura electoralista», impuesta a un pueblo tan indignado como impotente por la burla del mandato legal y popular que impide a Evo Morales ser candidato y por el premeditado incendio de casi dos millones de hectáreas en la Amazonía, que perpetra Morales.  Con candidatos opositores funcionales que dividen una opción opositora real, que habilitan, legitiman y garantizan la criminal elección de Morales, Bolivia puede volver a decir NO, con resistencia civil por medio del voto nulo.

En Bolivia no hay elecciones democráticas. No se cumple ninguno de los elementos esenciales de la democracia. No hay estado de derecho, división ni independencia de poderes como lo prueba la participación de Evo Morales como candidato, contumaz en violar su propia constitución. Es su cuarta candidatura y tercera reelección consecutiva. Viola el referéndum de 21 de Febrero de 2016 (21F) que manda que NO puede ser mas candidato.

El castrochavismo aplica el modelo vigente en Cuba, Venezuela y Nicaragua de «votar pero no elegir en elecciones que no son ni libres ni justas». Ha convertido Bolivia en «dictadura electoralista» definida como «el régimen que por la fuerza o la violencia concentra todo el poder político en una persona o en un grupo, reprime los derechos humanos y las libertades fundamentales y utiliza las elecciones como medio de simulación y propaganda para detentar el poder indefinidamente». 

Evo Morales es un «candidato usurpador» porque se «apodera de un derecho que legítimamente no le pertenece y lo hace con violencia, arrogándose una dignidad y posición que no le corresponde, usándola como si fuera propia».  Si completa su plan criminal declarándose ganador de las elecciones y posesionándose por cuarta vez como jefe de estado en enero de 2020, Morales estará igual que el dictador venezolano Nicolás Maduro. Por eso es urgente que los bolivianos y los defensores internacionales de la libertad, la democracia y los derechos humanos, hagamos que el mundo reconozca esta usurpación y actúe en consecuencia.

El pueblo boliviano víctima de los crímenes que Morales comete para sostener su dictadura y su candidatura usurpadora, es agredido por una nueva cadena de delitos que Morales y su régimen perpetran con el incendio y ecocidio de la Amazonía boliviana. La prueba y efectos de estos delitos están en cerca de dos millones de hectáreas premeditadamente quemadas en zonas protegidas y parques nacionales, para ampliar las áreas de coca ilegal/cocaína, asentar colonizaciones para cambiar el mapa político/electoral del país, y extender la agropecuaria para empresarios del régimen, a costa de devastar la flora y fauna silvestre patrimonio de los bolivianos y de la humanidad.

Una situación de indefensión, impotencia y frustración, agravada por el incumplimiento de la función real de los partidos y líderes políticos que en lugar de defender el retorno a la democracia y la recuperación de la República, son cómplices de la funcionalidad a la dictadura electoralista.

Una crisis tan grave solo deja la posibilidad de que el pueblo ejerza «resistencia civil«, entendida como «el uso de métodos no violentos para desafiar al poder usurpador» y que históricamente ha operado «mediante el llamado y el desafío al adversario, la presión y la coerción no violenta para obligarlo a retirarse del poder político».

En Bolivia ya hay resistencia civil.  El 21F, NO es NO, BOLIVIA DIJO NO y más, con marchas, paros cívicos y otras expresiones, son resistencia civil que el régimen sabotea con control político, sobornos, amedrentamiento y represión, con metodología castrochavista que aplican en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Pero el momento en el que el aparato dictatorial tiene muy pocas posibilidades de éxito es el del día de la elección, el del acto del voto, aquel en el que cada ciudadano boliviano esta obligado a votar, es el mejor momento para derrotar a Evo Morales y su dictadura con resistencia civil.

Como ni los partidos políticos, ni los candidatos llamados opositores han sido capaces de unirse, ni de exigir condiciones de democracia para que las elecciones sean libres y justas, y menos plantear la posibilidad de no participar si interviene el candidato usurpador Evo Morales, el pueblo puede el 20 de octubre VOTAR NULO como expresión de repudio y de resistencia civil, para obligar al usurpador a retirarse del poder político respetando el 21F y cesar el ecocidio de la Amazonía.  Bolivia puede volver a decir NO a la dictadura VOTANDO NULO, deslegitimando a Morales y marcando el camino para recuperar la democracia y la República.

*Abogado y Politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy

www.carlossanchezberzain.com

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