En esta columna escribí la semana pasada que dentro de la “oposición”, hay sectores extrañamente empecinados en descalificar a Juan Guaidó. Estos sectores son los mismos que desde el año 2015 han emprendido una dura campaña para calumniar a cualquier dirigente opositor con chance de llegar al Palacio de Miraflores. Pero lo que ocurrió este fin de semana es una muestra de que ni la miserable calumnia al servicio de oscuros intereses dentro de la “oposición”, pudo derrotar el poder de convocatoria en la calle de Juan Guaidó.
De los eventos del sábado pasado en Caracas y en el resto del país, tres puntos importantes:
-Que la oposición, la oposición mayoritaria, se mantiene unida en torno a Juan Guaidó.
-Que a pesar de la miserable campaña emprendida por sectores autodenominados “opositores” contra Juan Guaidó, y que desde tiempos remotos se han dedicado a la calumnia contra cualquier dirigente democrático “con chance” de llegar al Palacio de Miraflores, el poder de convocatoria del presidente interino no ha mermado. En la manifestación convocada al este de Caracas este sábado, otra vez decenas de miles respondieron al llamado de Guaidó.
-Y que aunque Nicolás Maduro no ha sido desalojado del poder, su régimen ha entrado en una fase que puede ser definitiva. Enfrenta Maduro otra vez el dilema de seguir pisando el acelerador contra Guaidó y cumplir su promesa de ponerlo tras las rejas arriesgándose a cualquier cosa, o por el contrario, dejarlo en libertad con el peligro de que siga amalgamando un movimiento de calle tan robusto, que una marcha bien organizada y multitudinaria al Palacio de Miraflores termine echándolo del poder como otrora desalojó a Hugo Chávez. Maduro espera los resultados de la convocatoria a marchar hasta el centro de Caracas para tomar una decisión definitiva, tal como revelamos en esta nota de la semana pasada, con fuentes del propio Gobierno.
En la semana que comienza, Guaidó apuesta nuevamente a la calle para continuar con las fases organizativas de la Operación Libertad. Una apuesta arriesgada pero necesaria, pues como se sabe, ningún otro país actuará si dentro de Venezuela no existe un movimiento lo suficientemente robusto que sirva el terreno para la salida del régimen comunista del poder. Digan lo que digan los empeñados en la calumnia contra Guaidó, los mismos que otrora calumniaron a Henrique Capriles, Julio Borges y Henry Ramos Allup.
Fuente: El Cooperante.