Por José El Gato Briceño @josegbricenot
«El que está picado de culebra cuando ve un bejuco que se mueve, salta». Así decimos en nuestro país para señalar a quien ya está alerta ante alguna situación ya vivida y en el caso de todo el padecer de Venezuela vemos que ha servido como enseñanza a muchos países, que utilizan cada situación desoladora e inverosímil como ejemplo de lo que NO deben hacer. Sirve nuestra tragedia como pueblo para advertir sobre los fracasos, la ineptitud, la falsedad que traen las «políticas comunistas» cuyo plan o fin superior es empobrecer y someter a los pueblos para dominarlos a su antojo. Son eficientes para lo decadente, lo equivocado, lo funesto pues es su especialidad, nada de lo que hacen, que aparenta ser un descuido lo es, pues el proyecto de dominación indica que para que el poder sea total deben destruir, quitar para luego aparecer como salvadores y benefactores de las masa necesitadas a las cuales les conculcaron hasta el sagrado derecho a la vida. Agravando esto se suma la ineficiencia extrema que para ellos es fácil de lograr porque en su mayoría quienes quedan militando en sus filas son gente sin formación, sin pizca de humanidad o con muchas ansias de enriquecerse a costillas de la revolución, por ninguna parte de les ve la vocación de servicio y el amor al país.
Uno de los ejemplos del terror en todos los aspectos a la experiencia venezolana, es la polémica propuesta del alcalde de Medellín, Colombia, Daniel Quintero dada a conocer el pasado fin de semana, en la que solicitó al gobierno de Cuba una brigada médica con la capacidad de atender 600 Unidades de Cuidados Intensivos en medio de la crisis por el virus chino COVID-19 en ese país.
Esto levantó numerosos pronunciamientos de personalidades políticas, de salud y educación del país vecino ya que obviamente se teme por la posibilidad de penetración del régimen castrochavista con el caballo de troya de una misión médica. Como es de esperar los defensores de la debacle comunista hablan de discriminación respecto al rechazo por el permiso de ingreso de estos supuestos galenos a territorio colombiano, buscando adeptos en las filas de los simpatizantes de izquierda y defensores de la igualdad.
Los venezolanos tenemos una amarga experiencia de como la peste del comunismo se va metiendo en todos los estratos de la sociedad hasta lograr el objetivo destructor.
En Venezuela llegaron momentáneamente por la tragedia de Vargas en el año 1999 luego de que el Galáctico hoy felizmente difunto rechazara la ayuda de los Estados Unidos y otros países desarrollados y un tiempo después Inventaron el acuerdo binacional para minar todo el territorio, o sea, encontraron la estrategia ideal para penetrar los barrios a través de un programa sanitario sin rendición de cuentas.
Con el avasallante liderazgo de Chávez en ese entonces violaron todo el estamento jurídico venezolano que imponia que para un médico extranjero pudiera ejercer en Venezuela tenía que revalidar su título y pertenecer a un colegio de Médicos adscrito a la Federación Médica venezolana y nada de eso se cumplió y por eso se ha venido descubriendo que más de 87 % de los supuestos médicos no eran médicos sino operadores políticos. Es importante recordar que la Federación Médica Venezolana revisó 67 carpetas de médicos cubanos y ninguno era médico titulado y así lo corroboró el Colegio de Médicos de Caracas y para ese entonces su presidente era militante de la revolución lo que con llevó a que no permitieron revisar más nunca las carpetas de los yerbateros cubanos. O sea, nunca tuvieron un aval profesional y la gran pregunta que nos hacemos los venezolanos ¿ Cuántos venezolanos habrán muerto en manos de esos curanderos de pacotilla? Sospechamos que uno de ellos fue el difunto Chávez.
Cómo resultado de la poca credibilidad que hay sobre su preparación académica, todos los que tienen que decidir sobre su ejercicio, lo dudan , por ello recientemente lo denunció también la presidenta encargada de Bolivia donde se le pagaba el 90% del salario al gobierno de Cuba y sólo el 10 % a los esclavos cubanos. De hecho hay denuncias en instituciones globales como ONU donde hablan de «esclavitud» y Humans Rights Watch quienes piden respeto de sus derechos, o sea además de que los entrenan como milicianos cuyo fusil es una bata blanca para adoctrinar a los pueblos donde llegan, les explotan pagandoles una miseria.
En Venezuela un curandero, yerbatero o palero cubano al que ellos llaman médico, nos cuesta a todos los venezolanos en 2000 dólares mensuales cada uno y 1800 son para el narcoregimen Cubano y 200 para los esclavos. Ideologizar para esclavizar ha sido el gran negocio de los chulos del narcoregimen cubano, mientras nuestros héroes de la salud que sí son excelentes profesionales de las universidades autónomas ganan 5 dólares al mes.
Los matasanos cubanos son sapos o espías que van levantando toda la información necesaria y así elaboran toda la estrategia de dominación y sometimiento en un área determinada o mejor dicho, son instrumentos políticos de penetración castro-comunistas y lo pone en evidencia con ejemplos similares en Bolivia o Brasil, donde luego de comprobarse la falta de credenciales y la sustitución de ello por actividades estadísticas o de proselitismo político, fueron expulsados de esos países a raíz de la llegada de nuevos gobiernos, como el de la presidenta Jeanine Áñez y Jair Bolsonaro respectivamente.
Definitivamente no tienen paz con la miseria tienen una sed de poder insaciable y hacen lo que sea con tal de tener todo el control. Desde la cárcel del exilio alertó a los pueblos del mundo a que se cuiden de cualquier convenio con estos malandros que se enriquecen, viven como reyes y someten a todo el pueblo; no permitan que su gente llegue al extremo al que lamentablemente llegó mi patria.
Desde mi punto de vista la peor peste de la humanidad es el comunismo y así lo afirmó Agustín Etchebarne: «Es fácil ser comunista en un país libre. Lo difícil es ser libre en un país comunista»
Quedo siempre atento con la denuncia al instante de cualquier situación que ayude a que no se repita jamás en la historia algo similar y los prevengo con lo que me queda LA PLUMA Y LA PALABRA.
José Gregorio Briceño Torrealba
José Gregorio «El Gato» Briceño Torrealba
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