El Presidente Interino de Venezuela tiene una prohibición expresa del Tribunal Supremo de salir del país. Desde el viernes el municipio colombiano de Cúcuta y el venezolano de San Antonio serán, antes que nada, el escenario de una batalla entre la llamada comunidad internacional -a la que este jueves se unió la Iglesia católica, a través de la Conferencia Episcopal de Venezuela- y el régimen de Nicolás Maduro.

Habrá dos eventos musicales. Uno para exigir la entrada de la ayuda, dirigida en una primera fase a mujeres embarazadas y menores de tres años, y otro para agitar el fantasma de una intervención militar.

El ingeniero Juan Gerardo Guaidó Márquez, presidente interino de Venezuela y jefe del Parlamento venezolano, está determinado a llevar hasta el final su desafío a Nicolás Maduro. Hace un mes se propuso acabar con el régimen y con ese objetivo partió este jueves desde Caracas a Cúcuta para recibir los cargamentos de ayudas humanitarias que el sábado, ha dicho va a introducir “SI O SI” a Venezuela a través de la frontera colombiana.

Un operativo de voluntarios tratará de forzar la entrada, tras contar durante semanas con el apoyo logístico de la agencia de cooperación de EE UU, de unas 300 toneladas de material sanitario y alimentos. Tras rechazar la necesidad de ayuda, el régimen de Maduro abrió la puerta a recibir medicamentos a través de la UE. La decisión de viajar hacia la ciudad de Cúcuta, donde se almacena la mayoría de la ayuda, tiene una evidente carga simbólica, ya que todos los focos están puestos, en estos momentos, en las fronteras venezolanas.

Pero ese es también un terreno que puede ser decisivo en la pugna política entre Guaidó y Maduro, un enfrentamiento cada vez más parecido a una carrera de desgaste. El primero, reconocido desde enero como presidente interino por el Parlamento, ha puesto en marcha un proceso de transición democrática con el respaldo sin matices de la Administración de Donald Trump, la mayoría de la Unión Europea y de los Gobiernos latinoamericanos.

En total, alrededor de más de 60 países. Su principal carta es precisamente el ingreso de medicamentos y suplementos nutricionales. La indudable urgencia humanitaria del país se ha convertido en las últimas semanas en una estrategia para demostrar su fortaleza. El sucesor de Hugo Chávez ni se plantea regalar esa fotografía a la oposición. Ha declarado una alerta militar, ha blindado los puentes entre Venezuela y Colombia, este jueves cerró la frontera con Brasil y también suspendió las comunicaciones aéreas y marítimas con Curazao y las Antillas Holandesas, otros puntos de acopio de insumos. El viaje de Guaidó es, por tanto, un elemento determinante en este clima de máxima tensión.

Fue comunicado el jueves por la noche tras días de suspenso. La caravana, integrada por decenas de vehículos con dirigentes parlamentarios, asesores y algunos con voluntarios, salió de la capital de forma desordenada a lo largo de la mañana, en medio de una nebulosa e informaciones contradictorias proporcionadas por su propio equipo. Entre Caracas y San Antonio del Táchira hay casi 800 kilómetros, lo que supone un trayecto por carretera de al menos 10 horas sin contar los frecuentes controles de las fuerzas de seguridad. Su objetivo era sortear a los agentes de la Guardia Nacional Bolivariana y llegar a la frontera, por lo que sus colaboradores evitaron que se informara con precisión durante el camino. Al abierto desafío al régimen se suma, además, la circunstancia de que una de las medidas cautelares impuestas al dirigente por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) es la prohibición de salir de Venezuela. Con estas premisas, la posibilidad de que Guaidó entre en Colombia o incluso pueda acercarse a los pasos fronterizos es todavía una incógnita.

Al mismo tiempo, no existe todavía claridad en torno a los pormenores del operativo que busca el ingreso de las ayudas a partir de mañana. “Desde el Táchira se despliega un esfuerzo importante por resguardar la vida de los venezolanos y organizar la entrada de la ayuda humanitaria”, se limitó a recordar Guaidó antes del viaje a través de las redes sociales. “Hoy la entrada de la ayuda humanitaria es inminente e indetenible. Somos millones los que queremos un cambio en Venezuela y este es el primer paso”, dijo el diputado Miguel Pizarro, presidente de la comisión especial responsable del seguimiento de las entregas.

Fuente: Noticias JR.

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