A principios de semana, siete hombres ensayaron un juego de roles en un abarrotado sótano de Kabul por si  los talibanes los encontraban. Se hacían pasar por estudiantes para ocultar su verdadera identidad: colaboradores de la Bundeswehr en los últimos años. «Practicamos nuestros roles: estudiamos esto, estudiamos allí», dijo uno de los hombres a Deutsche Welle por teléfono. «Estamos tratando de salvarnos a nosotros mismos», añadió.

Miedo a los talibanes

A medida que los talibanes avanzaban, hombres, mujeres y familias se escondieron por temor a morir. También intérpretes, cocineros y conductores que trabajaron para tropas extranjeras u organizaciones humanitarias. «Creo que me están buscando», dijo el hombre que ensayó el papel del estudiante. Por razones de seguridad, quiere permanecer en el anonimato, pero reveló que huyó a Kabul y se escondió allí. Anteriormente había dado instrucciones a su familia y amigos para que destruyeran todas las fotos y documentos que pudieran relacionarlos con él.

Los gobiernos extranjeros han estado repatriando a sus ciudadanos. Los talibanes permitieron la huida de los extranjeros al aeropuerto. A los ciudadanos afganos, en cambio, les resulta difícil llegar hasta allí. Los soldados del Ejército alemán están ahora asegurando el acceso de los pasajeros a los avionesen el aeropuerto de Kabul.

Esperando la llamada para ser evacuados

Muchos trabajadores locales afganos, sin embargo, viven fuera de Kabul y tienen pocas posibilidades de llegar a la capital. Muchos todavía están atrapados allí, esperando la ansiada llamada para lograr un vuelo que los saque del país. Así y todo, llegar al aeropuerto es un riesgo. El primer avión de transporte de la Bundeswehr que llegó a Kabul el lunes por la noche solo pudo rescatar a siete pasajeros debido a la «situación caótica» en el aeropuerto. Un segundo avión llevó a 125 personas a Uzbekistán este martes (17.08.2021).

Entre tanto, la Bundeswehr ha establecido un puente aéreo y permite que sus aviones viajen entre Tashkent y Kabul. Desde Tashkent, Lufthansa lleva pasajeros a Alemania. «Nos llevamos todo lo que de alguna manera pueda entrar en nuestro avión», enfatizó la ministra de Defensa alemana, Annegret Kramp-Karrenbauer, incluyendo a los afganos, por supuesto.

Esperando y aguantando escondidos

En Kabul, sin embargo, la situación sigue sin estar clara. DW contactó a un hombre que había trabajado para alemanes durante casi 20 años, también para la Bundeswehr. Está escondido en un sótano con su esposa y sus dos hijos. Su nombre está en una lista del Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania.

Esperó durante días para que lo llamaran para que se dirigieran al aeropuerto: «Nos dijeron que teníamos que ir allí nosotros mismos». Luego, finalmente llegó la llamada tan esperada de los alemanes. «El camino al aeropuerto fue un horror. Los talibanes nos detuvieron dos veces, pero luego nos dejaron seguir», dijo.

No todos están en la lista

Sin embargo, muchos ni siquiera están en la lista de rescate, a pesar de que trabajaron para ministerios u organizaciones gubernamentales alemanas. Hay quejas porque las autoridades alemanas procesaron las solicitudes de visado de forma lenta y burocrática. Los solicitantes, según cuentan los afectados a DW, tuvieron que tomar la peligrosa ruta a Kabul para presentar sus solicitudes. Nunca se abrió una oficina en Mazar-e-Sharif, donde se suponía que de debían procesar las solicitudes de visado, aparentemente por razones de seguridad.

Además, solo aquellos que estaban empleados directamente por el Ejército o por organizaciones gubernamentales, podían acceder a un visado. La lentitud en la tramitación de los visados está ahora pasando factura. El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Heiko Maas, admitió que su gobierno, los servicios secretos y la comunidad internacional «evaluaron mal la situación» y no previeron el rápido avance de los talibanes en Kabul».

Agradecimiento de la Bundeswehr, pero sin visado

Ninguno de los hombres que ensayó ser estudiante (al principio de esta nota) está en la lista de evacuación alemana. Uno de ellos dijo a DW que seguía intentando comunicarse con la Bundeswehr por teléfono y que solo había un contestador automático. «Nadie nos envió un correo electrónico, nadie se puso en contacto con nosotros». Mostró a DW copias de cartas de recomendación que había recibido, incluso un «certificado de agradecimiento» firmado por su destacado servicio a las tropas alemanas en su antigua base en Mazar-e-Sharif. Sin embargo, dijo en voz baja, nunca recibió una respuesta. «Trabajamos juntos como amigos. Cuando necesitaron nuestra ayuda, los ayudamos». Pero ahora se les ha dicho a los afganos que tienen que esperar y que no pueden solicitar un visado para un tercer país.

«Siguieron posponiendo el asunto, perdimos meses», dijo a DW. Durante este tiempo, podrían haber pensado en otra alternativa o haber huido a otro país. Se siente abandonado, enojado y muy asustado. Piensa en si debe destruir los documentos que muestran que trabajaba para la Bundeswehr para que los talibanes no los encuentren. Pero entonces tampoco podrá demostrar a los alemanes quién es.

Alejandro Ramírez Saavedra
CEO
NOTIEXPRESSCOLOR . COM

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