Este es el momento que millones de personas en el Reino Unido han anhelado durante los últimos 16 meses: la eliminación de todas las restricciones por la pandemia del coronavirus. El 19 de julio ha sido bautizado como el «Día de la Libertad» (freedom day) por los políticos del gobernante Partido Conservador.
Sin embargo, los expertos en salud pública siguen muy preocupados. Muchos dicen que es demasiado pronto para dejar todas las medidas, teniendo en cuenta la propagación de la variante delta del coronavirus por todo el país. El propio grupo asesor científico del gobierno británico ha advertido de las posibles consecuencias.
Para muchos dueños de negocios es un alivio poder volver a operar con normalidad. Todos los negocios, incluidos los clubes nocturnos, bares y teatros, podrán operar sin restricciones.
Desaparecen los límites de aforo relacionados al COVID-19, mientras que medidas como el uso de mascarillas y el distanciamiento social se dejarán a elección personal y sin ninguna aplicación obligatoria.
Una de las únicas normas que se mantendrán es que cualquier persona que dé positivo, o que esté en contacto estrecho con alguien que tenga el virus, tendrá que autoaislarse durante un periodo determinado, dependiendo de la edad y del estado de vacunación.
Se está animando a los organizadores de grandes eventos en interiores a que introduzcan medidas de certificación, como resultados negativos de pruebas o certificados de vacunación. Sin embargo, las empresas pueden optar por ignorar las medidas de certificación si así lo desean.
Alivio opacado por incertidumbre
El optimismo de los empresarios se ve atenuado por cierta ansiedad sobre lo que podría ocurrir si la situación de la salud pública vuelve a ser crítica. Muchos han pedido una guía más detallada por parte del gobierno.
«Esta es la noticia que las empresas de toda Inglaterra han estado esperando y muchos suspirarán de alivio al escuchar que el secretario de Salud da por fin luz verde a la reapertura», dijo Claire Walker, codirectora ejecutiva de las Cámaras de Comercio Británicas en un comunicado de prensa. «Pero todavía no tienen la imagen completa que necesitan desesperadamente para planificar adecuadamente el desbloqueo», agregó. La Federación de Pequeñas Empresas se ha expresado de forma similar.
A diferencia del optimismo anterior, el propio gobierno ha empezado a enfatizar en la cautela. Cuando se anunció el «Día de la Libertad» a principios del verano, la rápida tasa de vacunación en el Reino Unido se combinó positivamente con las bajas tasas de casos y muertes que generaron una fuerte sensación de optimismo.
Sin embargo, la propagación de la variante delta ha hecho que las tasas diarias de casos se disparen por encima de los 30.000 en las últimas semanas. El recién nombrado Secretario de Salud del Reino Unido, Sajid Javid, admitió al confirmar los planes del 19 de julio que las tasas diarias de casos podrían alcanzar pronto la marca de los 100.000.
El gobierno insiste en que el programa de vacunación ha cambiado el vínculo entre el número de casos, las hospitalizaciones y las muertes. Sin embargo, la incertidumbre ha contribuido a rebajar la retórica gubernamental, incluso por parte del primer ministro Boris Johnson. La frase «Día de la Libertad» ha sido retirada a medias, en medio de una aceptación tácita de que las restricciones podrían volver si la situación se descontrola.
Un rebote económico
No obstante, los economistas ven el lado positivo, ya que muchos predicen que la reapertura agregará impulso a una recuperación que ya es fuerte.
«Esperamos que la reapertura dé un mayor impulso a la recuperación por dos vías», explica a DW Andrew Goodwin, economista jefe de Oxford Economics en el Reino Unido. «En primer lugar, la reapertura de los establecimientos que siguen cerrados, como los clubes nocturnos y los grandes eventos. Y en segundo lugar, por la eliminación de las restricciones de distanciamiento social, que obligaban a muchos lugares de hospedaje a operar por debajo de su capacidad. En general, esperamos un crecimiento del PIB del 7,3% este año», sostiene Goodwin.
Sin embargo, Goodwin también ve un riesgo económico importante si la situación de la sanidad pública vuelve a agravarse: «Sabemos por el año pasado que un número elevado de casos de COVID-19 puede dañar la confianza de los consumidores y desalentar el consumo social. Cuanto mayor sea el número de casos, mayor será la presión sobre el servicio nacional de salud y será más probable que haya que volver a imponer restricciones».
Alejandro Ramírez Saavedra
CEO
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