Días de tensión y confrontación se anticipan en la embajada venezolana en Washington, capital de Estados Unidos, ocupada por decenas de autocalificados activistas defensores de los derechos humanos que simpatizan con la administración de Nicolás Maduro. El gobierno estadounidense ha enfatizado que no tolerará la ocupación ilegal.
El miércoles, 24 de abril, terminó de retirase el último personal del cuerpo diplomático de Maduro que laboraba en esta sede. Desde entonces el edificio es solo habitado por decenas de estos manifestantes calificados como “Colectivo de Protección de la Embajada“, que comenzaron a presentarse en la sede desde hace unas dos semanas.
Los grupos, liderados principalmente por dos movimientos (Code Pink y Popular Resistance), se han mostrado reacios a abandonar el edificio de la embajada venezolana en el cual muchos también duermen y comen.
“Vamos a tener un juicio en contra de cualquiera que trate de desalojarnos (…) Vamos a seguir aquí firmes”, dijo Medea Benjamin, cofundadora de Code Pink (Código Rosa), en declaraciones a Telesur, este 25 de abril. Este grupo feminista se autodefine como “defensor de la paz, derechos humanos, con el fin de acabar las guerras y el militarismo de Estados Unidos“.
Lo que antes sirvió como sede diplomática se transformó en un edificio con pancartas por doquier con mensajes contra el gobierno estadounidense y el presidente (e) Juan Guaidó. Decenas de cuadros con los rostros de Maduro y Hugo Chávez abarcan las habitaciones, junto a bolsas de dormir.
“Ellos (el Gobierno de Estados Unidos) no tienen la invitación del Gobierno de Maduro, quien decide quién tiene el derecho de entrar o no. Es una violación a las Convenciones de Viena”, expresó Benjamin.
En la embajada venezolana también cuelgan carteles en inglés que manifiestan “no a la guerra en Venezuela” y “no a las sanciones, no más guerra económica”. Los cuatro pisos de la edificación de ladrillos están llenos de los nuevos inquilinos que, según alegan, fueron invitados por la administración de Maduro legalmente y sería ilegal desalojarlos. La sala de prensa del lugar se convirtió en el centro de propaganda del movimiento.
“Quiero ser claro que los representantes (de Guaidó) no pueden venir aquí sin el apoyo y respaldo del cuerpo de seguridad de Donald Trump. Eso es parte del Golpe de Estado”, dijo Benjamin.
El autodenominado grupo de protección de la embajada venezolana insiste en resistir y en llenar el edificio venezolano en los próximos días para enfrentar un presunto desalojo, situación que alimenta la confrontación entre partes.
Amenazas contra amenazas
El otro grupo que lidera el movimiento, Popular Resistance (Resistencia Popular), advirtió en su página web que “la siguiente semana será crítica“. Y así pareciera, luego de que el vocero del Gobierno de Trump, Elliott Abrams calificara este 25 de abril como “violación de la ley” la toma de la embajada.
“Estamos escribiendo desde el interior de la embajada de Venezuela en Washington DC, donde nosotros estamos tomando acciones contra el golpe de Estados Unidos hacia la independencia y soberanía de la República de Venezuela”, escribió la agrupación, para “mostrar solidaridad con el gobierno y el pueblo” de este país.
Sin embargo, Estados Unidos había puntualizado que tomará la sede diplomática luego de que el personal de Maduro abandonara el edificio. En sus últimas declaraciones, Abrams también indicó que el tema “será discutido” con Carlos Vecchio, embajador de Venezuela ante ese país (designado por Guaidó), con agentes de seguridad y la policía metropolitana para decidir las acciones.
Los grupos manifestantes están auspiciados por el canciller de Maduro, Jorge Arreaza. El diplomático chavista, vía ruedas de prensa y videollamadas, ha estado en contacto con los activistas y les ha agradecido el “apoyo” brindado al “proteger” las sedes venezolanas.
“Nuestro sustento fundamental es el movimiento popular en el mundo, los grupos sociales y progresistas. Estos grupos se han propuesto para acciones legales, para proteger las propiedades venezolanas, nos están ayudando en ese sentido y es bienvenida esa ayuda”, dijo desde la sede la Organización de Naciones Unidas (ONU), en New York, el 25 de abril.
Arreaza reafirmó en sus declaraciones que el edifico es propiedad venezolana y también amenazó con acciones recíprocas en Caracas si Estados Unidos llega a desalojar a los manifestantes y autorizar a los delegados de Guaidó a instalarse en la sede diplomática.
“Si lo hicieran ellos (ingresar a la embajada) tendríamos que pensar cómo ser recíprocos en ese caso. Ojalá no ocurra, que los compañeros valientes que han estado protegiendo los activos de Venezuela puedan retirarse en los próximos días porque Estados Unidos haya decido respetar las convenciones diplomáticas”, agregó.
Los cánticos de los manifestantes han rodeado la calle de adoquines los últimos dos días. A ritmo del ya recitado por el chavismo: “hands off Venezuela (manos fuera de Venezuela)”, también cantaban a través de una pequeña corneta “Juan Guaidó is not welcome here (Juan Guaidó no es bienvenido aquí )”.
Toma de sedes diplomáticas
El pasado 23 de enero, día en que Juan Guaidó se juramentó como presidente encargado de Venezuela ante miles de seguidores, el gobernante Nicolás Maduro rompió relaciones con el país norteamericano. Desde entonces ambas administraciones han intercambiado sanciones y respuestas.
El pasado 8 de marzo Vecchio fue acreditado en La Casa Blanca como el embajador de Venezuela ante ese país, luego de la designación de Guaidó. Después, el 18 de marzo, Vecchio tomó control de tres sedes diplomáticas venezolanas en el país norteamericano.
“Hoy (18 de marzo) asumimos control de tres sedes diplomáticas en Estados Unidos, siguiendo instrucciones del presidente (e) Juan Guaidó. Dos son sedes militares en Washington y la otra el consulado en Nueva York. De manos de coronel José Silva recibimos e izamos el tricolor patrio y restablecimos cadena de mando”, informó en ese momento.
Fuente: Efecto cocuyo.