La semana pasada fue todo sobre el duque de Sussex. Esta semana, es el turno de la familia real.

 

Teniendo en cuenta las revelaciones del príncipe enojado —tanto en su libro de memorias «Spare» como en sus apariciones en los medios— muchos tenían curiosidad sobre cómo manejaría el clan su regreso al ojo público después de las vacaciones.

Cuando el comediante estadounidense Stephen Colbert le preguntó la semana pasada, el príncipe Harry dijo que «por supuesto» que su familia junto con los medios británicos estaban haciendo una campaña activa para socavar su libro. Y agregó: “Después de 38 años, ellos han contado su versión de la historia. Este es el otro lado de la historia y hay muchas cosas ahí que quizás hacen que la gente se sienta incómoda y asustada”.

Sin embargo, la realidad no es tan blanco o negro. Ciertamente, varios periódicos británicos están publicando titulares en los que se hacen eco de lo que dicen los comentaristas. Pero parece haber poca evidencia de un esfuerzo coordinado por parte de fuentes palaciegas no identificadas, como afirmó Harry, que estén trabajando activamente para desacreditar sus dichos en el libro. Y, por supuesto, sigue habiendo silencio de radio desde el palacio cada vez que se menciona el libro.

Lo que sí hemos visto es a los Windsor participando en paseos y reuniones en lo que fueron sus primeros compromisos del año.

El rey Carlos y el príncipe y la princesa de Gales comenzaron sus apariciones dos días después de que «Spare» llegara a las librerías. En Escocia, el monarca se rió a carcajadas junto al público en un encuentro con la comunidad local que tenía el objetivo de combatir la soledad rural.

El mismo día, William y Kate lucieron tranquilos durante su visita al nuevo Hospital Universitario Royal Liverpool y a la organización benéfica de salud mental Open Door en Merseyside, en el norte de Inglaterra. Ninguno de los dos mostró señales de aparente tristeza por su pariente descontento en California. Las preguntas que le gritaron a la pareja sobre si se sentían «heridos por los comentarios en el libro de Harry» quedaron sin respuesta.

En los días transcurridos desde entonces, miembros de la realeza de alto rango participaron de compromisos en escuelas, con organizaciones benéficas para jóvenes y otros patrocinios reales.

El relato del príncipe Harry ha batido récords, y su editorial afirmó este martes que había vendido tres cuartos de millón de copias en Reino Unido desde su lanzamiento. Larry Finlay, director gerente de Transworld Penguin Random House, dijo: “Anunciamos la semana pasada que «Spare» fue el libro de no ficción más vendido en su primer día de publicación, un récord que fue confirmado por Guinness World Records. Ahora sabemos que también son las memorias más vendidas en su primera semana de publicación”.

Sin embargo, eso no parece haber desconcertado a la realeza. Estarán muy conscientes de la óptica después de la publicación del libro. Pero en lugar de ser arrastrados a la telenovela mediante la publicación de declaraciones o la cancelación de eventos que estaban previamente planificados, se han centrado en recuperar la confianza cívica que podría haberse visto dañado, volviendo al trabajo.

La realeza conoce «el poder de su plataforma», como lo expresó Harry de manera tan sucinta en sus memorias. Saben que necesitan ser vistos, que saludar en persona al público en los eventos que les interesan resuena mucho, y que poner el foco real en las empresas locales puede amplificar su mensaje y como ninguna otra cosa.

Así, sus acciones de la semana pasada sirvieron como un recordatorio al público de que las disputas familiares no les están robando la atención. La familia real permanece firme junto al pueblo británico y ante los desafíos que se presenten el nuevo año. El reciente pedido del rey Carlos de utilizar algunas de las ganancias de Crown Estate para «el bien público más general», en lugar de reforzar las arcas reales, es otro ejemplo de esto.

Crown Estate anunció este jueves que seis nuevos acuerdos de arrendamiento de energía eólica marina generaron una gran ganancia inesperada. A través de un acuerdo establecido en 1760, el monarca entrega todas las ganancias del patrimonio al Gobierno de Reino Unido a cambio de una porción llamada Sovereign Grant, que es esencialmente la cuenta de gastos del rey.

Sin embargo, un portavoz del Palacio de Buckingham le dijo a CNN: “En vista de la ganancia inesperada de energía en alta mar, The Keeper of the Privy Purse (encargado de finanzas de la Corona) se comunicó con el primer ministro y el canciller para compartir el deseo del rey de que esa ganancia inesperada vaya a un bien público general, en lugar de a las arcas reales, a través de una reducción en la proporción del excedente de Crown Estate que financia la Subvención Soberana.”

Como fideicomisarios del fondo real, el primer ministro Rishi Sunak, el ministro de Hacienda Jeremy Hunt y el encargado de finanzas real, Michael Stevens, determinaron el monto real de la subvención. El fondo está fijado actualmente en el 25% de los beneficios netos anuales de Crown Estate. Eso significa que en el último año financiero, el Tesoro de Reino Unido pagó 86,3 millones de libras esterlinas, destinados a cubrir viajes oficiales, costos de personal y gastos de palacio.

La suma exacta destinada al erario público por parte del rey aún no está clara. Tampoco es que eso lo perjudicará este año, debido a que la cantidad que recibe se basa en los dos años financieros anteriores, por lo que el impacto de los movimientos del monarca no afectará la subvención hasta 2024-2025. Pero probablemente sea visto como un gesto simbólico que será bienvenido en un momento en que las familias de todo el país están lidiando con dificultades financieras.

Anteriormente, el rey Carlos se mostró consciente de la actual crisis del costo de vida, al reconocer cómo las personas del Reino Unido pueden haber tenido problemas para pagar sus facturas y “mantener a sus familias alimentadas y abrigadas” en su primera transmisión navideña.

Sin quejarse ni dar explicaciones, la familia eligió su respuesta a «Spare»: apoyarse en su valor a través del servicio en lugar de participar en una guerra de palabras que les haría más daño de lo que los beneficiaría.

 

 

 

 

 

Fuente: CNN en español.

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