Cuando los científicos de la NASA siguieron recientemente las órbitas de dos rocas mientras se acercaban a la Tierra, descubrieron una sorpresa: uno de los asteroides tiene una pequeña Luna.

Los astrónomos rastrean regularmente las trayectorias de los asteroides para asegurarse que ninguno de ellos está en curso de colisión potencial con nuestro planeta.

Aunque ninguno de los asteroides recientes pasó zumbando a una distancia preocupante, las rocas espaciales pueden aportar información valiosa que la NASA utiliza para prepararse ante cualquier posible escenario de colisión en el futuro.

Los asteroides, que son restos de la formación del sistema solar, también son de interés porque la captación de detalles sobre su tamaño, órbita y composición puede revelar información sobre nuestro rincón del cosmos.

Los astrónomos del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (JPL, por sus siglas en inglés), situado en Pasadena, California, utilizaron algo llamado radar planetario a través de la Red de Espacio Profundo para rastrear y tomar imágenes de los asteroides.

La Red de Espacio Profundo es un sistema de antenas de radio en la Tierra que ayuda a la agencia a comunicarse con las naves espaciales que exploran nuestro sistema solar y emite ondas de radio que actúan como radar a través del espacio.

Avistamiento de una pequeña Luna

El radar del Sistema Solar Goldstone de la NASA observó recientemente el asteroide 2024 MK, que hizo su mayor aproximación a la Tierra el 29 de junio. (Crédito: NASA/JPL-Caltech).

La primera roca espacial, el asteroide 2011 UL21, pasó junto a la Tierra el 27 de junio a una distancia de 6,6 millones de kilómetros (4,1 millones de millas), o 17 veces la distancia entre la Tierra y la Luna. Los investigadores descubrieron el asteroide por primera vez en 2011 utilizando el Catalina Sky Survey en Tucson, Arizona. Pero desde que la roca espacial fue detectada por primera vez, su sobrevuelo de la Tierra en junio ha sido lo más cerca que ha estado de nuestro planeta que el radar haya fotografiado

Los astrónomos transmitieron ondas de radio desde la antena parabólica de 70 metros  (0.04 millas) del Radar del Sistema Solar Goldstone, cerca de Barstow (California), a la roca espacial. Las ondas se reflejaron en el asteroide y viajaron de vuelta a la antena parabólica de la red.

Los investigadores calificaron este asteroide de casi 1,5 kilómetros (0.93 millas) de ancho como potencialmente peligroso, lo que significa que tiene posibilidades de impactar contra la Tierra en el futuro. Sin embargo, los astrónomos no creen que suponga una amenaza para nuestro planeta en un futuro próximo, tras calcular sus futuras órbitas y determinar que no se acercará demasiado a la Tierra.

Las imágenes de radar mostraron que el asteroide es aproximadamente esférico y forma parte de una pareja, denominada sistema binario. La roca espacial está orbitada por una pequeña luna a una distancia de 3 kilómetros (1.9 millas).

Siete observaciones de radar muestran el asteroide 2011 UL21, de un kilómetro de ancho, durante su aproximación a la Tierra el 27 de junio a unos 6 millones de kilómetros de distancia. El asteroide y su pequeña Luna aparecen rodeados de blanco. (Crédito: NASA/JPL-Caltech).

«Se cree que alrededor de dos tercios de los asteroides de este tamaño son sistemas binarios, y su descubrimiento es particularmente importante porque podemos utilizar las mediciones de sus posiciones relativas para estimar sus órbitas mutuas, masas y densidades, que proporcionan información clave sobre cómo pueden haberse formado», dijo Lance Benner, científico principal del JPL que dirigió las observaciones, en un comunicado.

Las misiones de la NASA, incluida la nave espacial Lucy que explorará una misteriosa población de rocas espaciales llamada Troyanos a finales de esta década, han ayudado a revelar de los asteroides cuantas lunetas existen alrededor de los asteroides  de nuestro sistema solar.

Y la misión DART chocó intencionadamente contra un asteroide llamado Dimorphos, que orbita alrededor de un asteroide mayor llamado Didymos, para alterar el movimiento de un cuerpo celeste en el espacio por primera vez, como forma de probar la tecnología de desviación de asteroides en 2022.

Una roca espacial sorpresa

A veces, los astrónomos no saben que un asteroide está en una órbita que lo acerca a la Tierra hasta justo antes de que se aproxime. Esa incertidumbre es una de las razones por las que la NASA está intensificando sus esfuerzos para comprender mejor la población de asteroides que más se acercan a nuestro mundo.

Los investigadores descubrieron el asteroide 2024 MK solo 13 días antes de que pasara volando junto a la Tierra, a una distancia de solo 295.000 kilómetros ( 184.000 millas) de nuestro planeta, algo más de tres cuartas partes de la distancia entre la Tierra y la Luna, el 29 de junio.

Un mosaico muestra 2024 MK mientras el asteroide gira en incrementos de un minuto aproximadamente 16 horas después de su máxima aproximación a la Tierra. (Crédito: NASA/JPL-Caltech).

El Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS, por sus siglas en inglés) de la Estación de Observación Sutherland, en Sudáfrica, detectó por primera vez la roca espacial el 16 de junio. Aunque también se considera potencialmente peligroso, el asteroide no parece tener una trayectoria preocupante en relación con la Tierra a corto plazo.

Los astrónomos enviaron ondas de radio a la roca espacial y captaron una imagen detallada del asteroide 2024 MK. Su superficie está salpicada de rocas de 10 metros (casi 33 pies) de ancho, así como de puntos cóncavos y crestas. El asteroide mide 150 metros (500 pies) de ancho y parece anguloso y alargado, aunque también presenta algunas zonas planas y redondeadas prominentes.

Cuando la roca espacial pasó junto a nuestro planeta y se encontró con la gravedad de la Tierra, su órbita cambió. Ahora, el viaje de 3,3 años del asteroide alrededor del Sol se ha acortado unos 24 días.

Los objetos del tamaño del asteroide 2024 MK sólo se acercan a la Tierra cada dos décadas, por lo que los astrónomos recopilaron todos los datos que pudieron.

«Esta fue una oportunidad extraordinaria para investigar las propiedades físicas y obtener imágenes detalladas de un asteroide cercano a la Tierra», dijo Benner.

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