La desinformación sobre la crisis climática ha estado presente durante mucho tiempo en inglés, pero es mucho más generalizada y menos moderada en los medios en español. En comparación con Twitter, Trump y otros famosos difusores prolíficos de la desinformación en inglés, las fuentes en español son menos predecibles, más globales y prácticamente fuera de control.
Un informe reciente encargado por GreenLatinos y Amigos de la Tierra descubrió que la mayoría de la desinformación climática en español en Estados Unidos el año pasado, se originó en España. La propaganda coincidió a menudo con sucesos extremos como los incendios forestales ocurridos en ese país el 2022.
En las últimas semanas el ciclo se repitió cuando nuevos incendios devastaron la exuberante región asturiana de España y los desinformadores trataron de ocultar la conexión con el cambio climático. Algunos utilizaron los incendios como arma para difundir ataques políticos contra las energías renovables y el desarrollo sostenible, copiando y pegando el mismo contenido falso en múltiples plataformas.
Los hispanohablantes están desproporcionadamente expuestos a contenidos falsos en las redes sociales debido a su mayor dependencia de las plataformas y a la menor comprobación y moderación de los contenidos en español. Los latinos estadounidenses son más propensos a recibir y compartir información errónea que la población general.
Una investigación ha demostrado que los contenidos en español falsos o engañosos se mantienen durante más tiempo, si no indefinidamente en varias plataformas. Facebook gasta el 87% de su presupuesto contra la desinformación en contenidos generados en Estados Unidos, lo que permite que más contenidos de origen extranjero y no en inglés, escapen al escrutinio. Estas disparidades se han hecho cada vez más evidentes en la susceptibilidad de los latinos a la desinformación sobre salud pública, elecciones y cambio climático.
Nuestro informe explica cómo está llegando la desinformación online sobre el clima a las comunidades hispanohablantes de Estados Unidos, identificando a los principales actores y las estrategias que utilizan para difundir contenidos falsos. En él se constata que quienes difunden desinformación climática en español aquí, operan principalmente fuera del país, tanto en España como en América Latina.
Los delincuentes más destacados tienen su base en España, donde promueven puntos de vista conservadores asociados a un partido nacional de extrema derecha. En América Latina, los desinformadores de habla hispana se nutren principalmente de cuentas de derecha con sede en Estados Unidos, amplificando el contenido existente en inglés simplemente traduciéndolo al español.
Como era de esperar, este contenido suele ir acompañado de desinformación sobre el COVID-19 y teorías conspirativas como la del “Nuevo orden mundial”, la falsa idea de que un oscuro grupo de élite está trabajando para establecer un régimen totalitario global.
En respuesta a las protestas del año pasado de los agricultores holandeses por los esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, por ejemplo, los propagandistas en español compartieron contenidos que sugerían que las élites estaban provocando intencionadamente la escasez de alimentos con fines lucrativos. Al igual que los negacionistas del cambio climático en lengua inglesa, la mayoría de sus homólogos hispanohablantes promueven una agenda de derecha más amplia que va más allá de la desinformación climática.
El calendario de los contenidos es táctico, coincidiendo con acontecimientos como fenómenos meteorológicos extremos y nuevas políticas climáticas. En julio, por ejemplo, un informe según el cual los proyectos españoles de reforestación provocaron un incendio forestal se utilizó como arma para refutar las pruebas que relacionan el cambio climático con los incendios forestales, una táctica que se está revisando ahora.
El daño se amplifica aún más por la probabilidad desproporcionada de que las comunidades hispanohablantes soporten el peso de la crisis climática. El noventa y dos por ciento de los trabajadores agrícolas de California son hispanohablantes, por ejemplo, y el aumento de las temperaturas les expone especialmente a enfermedades y muerte relacionada con el calor.
El acceso a información precisa es fundamental para garantizar que las comunidades tengan una idea clara de las amenazas generadas por el cambio climático. Por eso, las plataformas de medios sociales deben responsabilizarse de garantizar que las personas ya de por sí vulnerables no se enfrenten a mayores disparidades.
Las empresas y los responsables políticos pueden tomar una serie de medidas para detener la propagación de la desinformación climática en español. Como mínimo, las empresas de redes sociales deben reforzar su moderación de la desinformación climática y de otro tipo, hacer cumplir sus propias normas y cancelar los anuncios que promueven contenidos falsos en todos los idiomas. Y deben invertir en hablantes nativos donde operen, para ayudar a supervisar los contenidos, identificar a los infractores reincidentes y cerrar las lagunas lingüísticas en la moderación y el cumplimiento de las normas.
Los responsables políticos, por su parte, deben aprobar leyes que exijan transparencia y responsabilidad a las grandes empresas tecnológicas. Los directivos de las redes sociales deberían estar obligados a detallar sus planes y procedimientos para reducir la difusión de información falsa del clima en español y cualquier otro tipo de desinformación y mejorar la rendición de cuentas y la transparencia. Pueden empezar por publicar la proporción de moderadores por usuario en cada idioma, para ayudar a los reguladores y al público a entender hasta qué punto las plataformas protegen a cada comunidad.
Las empresas de tecnología están tratando a los hispanohablantes como ciudadanos de segunda clase al no tener en cuenta el peligro que corren las comunidades no angloparlantes que necesitan información crítica, verificable y que puede salvar vidas. A medida que se intensifica la crisis climática, tenemos que garantizar que todo el mundo tenga un acceso equitativo a una plaza pública digital segura e informativa.
Edder Díaz-Martínez es director de comunicación de GreenLatinos.
Fuente: LA Times