Las muertes semanales por COVID-19 en el condado de Los Ángeles fueron las más elevadas que en cualquier otro momento de la oleada estival, lo que ilustra el persistente número de víctimas que la pandemia sigue cobrándose en medio de la preocupación de que los casos puedan volver a aumentar este invierno.
Durante la semana que finalizó el jueves pasado, el condado más poblado del país registró 150 muertes, un 34% más que las 112 de la semana anterior. Desde el 2 de octubre, se han registrado 900 muertes por COVID-19 en todo el condado.
La cifra de muertes por COVID en el condado de Los Ángeles en la última semana es casi tan alta como la de todo California por gripe en los últimos dos meses y medio. Desde el 2 de octubre, se han registrado 160 muertes relacionadas con la gripe en todo el estado, incluidas 31 en el condado de Los Ángeles.
Las últimas muertes por COVID-19 superan todos los recuentos semanales de la oleada de Ómicron del verano, que alcanzó un máximo de 122 muertes en el periodo de siete días que finalizó el 6 de agosto. También fue la semana más mortífera desde finales de marzo, cuando el condado estaba saliendo de la oleada inicial de Ómicron del invierno.Durante el pico del invierno pasado, la semana que terminó el 9 de febrero, el condado de Los Ángeles registró 513 muertes por COVID-19.
“Con cada aumento de casos en los últimos tres años, unas semanas más tarde, siempre hemos visto un aumento correspondiente de muertes”, dijo el jueves pasado la directora de Salud Pública del condado, Barbara Ferrer. “Es trágico, pero sabemos que cuando hay más transmisión, más personas terminan siendo hospitalizadas, y tristemente, algunas de las personas con enfermedades graves no logran sobrevivir”.
Muchos funcionarios y expertos señalan que el condado de Los Ángeles -y el país en su conjunto- está mejor posicionado para sortear una ola invernal este año dada la amplia disponibilidad de vacunas y el acceso a tratamientos eficaces.
“Aunque nos sorprende ver un aumento tan grande en esta oleada concreta, si lo analizáramos en un periodo más largo, todos reconoceríamos los grandes avances que hemos hecho porque hemos reducido drásticamente el número de personas que mueren de COVID”, afirmó Ferrer.
Pero las continuas muertes ilustran que la pandemia no ha terminado. Y aunque la transmisión del coronavirus se ha estabilizado recientemente, los funcionarios del condado siguen preocupados por un nuevo repunte tras la navidad.
El riesgo de que aumente la transmisión tampoco se reparte por igual, especialmente en un condado tan grande y diverso como Los Ángeles.
Fuente: LA Times