Por: Martrin Gutierrez.
Venezuela es considerado como un país sin tradición futbolística, incluso por varias décadas fue considerada «La Cenicienta» del continente, siendo la única selección de la Confederación Suramericana de Fútbol (CONMEBOL) que no ha logrado clasificar a la Copa del Mundo. Sin embargo, en la actualidad el fútbol es una de las disciplinas que más pasión genera en el país y una de las más practicadas, luego del llamado «Boom Vinotinto» que se produjo hace más de 20 años y que cambió el destino del balompié nacional.
Este cambio inició a finales de los noventa bajo la dirección técnica del argentino José Omar “El Pato” Pastoriza y posteriormente la del Dr. Richard Páez Monzón, previamente, Venezuela estaba muy lejos de los 100 mejores combinados del mundo en el ranking FIFA y solo había cosechado dos triunfos en Eliminatorias, por lo que jugar contra la oncena criolla era prácticamente asegurar los tres puntos.
En el país, la política y el fútbol siempre habían estado en caminos separados, pero con la llegada de Chávez a la presidencia esa realidad cambió debido al afán de poder y control de todos los aspectos de la sociedad, que caracteriza a los regímenes de izquierda, por eso hace dos décadas el fútbol es supervisado por el régimen, tomando el control total prácticamente y aprovechando el momento de coyuntura de la Federación Venezolana de Fútbol (FVF), con el caso de corrupción en la Federación Internacional del Fútbol Asociado (FIFA) denominado mediáticamente como FIFA Gate donde estuvo implicado, Rafael Esquivel quien tuvo las riendas del balompié nacional por más de 30 años.
Uno de los guisos referenciales del Gobierno fue la Copa América del 2007, donde se gastaron 900 millones de dólares y hasta el sol de hoy siguen apareciendo implicados en la edición más corrupta en la historia del torneo de selecciones más antiguo del mundo, al punto de que fue este uno de los elementos centrales con los que amenazaron al Prof. Eduardo Álvarez y es tanta la implicación de figuras referenciales del chavismo que se prefirió una salida negociada antes que destapar esa caja de pandora (la copa América).
Por ejemplo, Giancarlo Di Martino (miembro del PSUV) era en 2007 el alcalde de Maracaibo, ciudad en la que se jugó la final de la Copa América, y tiempo después el mismo declaró que para lograr tener el partido decisivo del torneo en su ciudad pagó millones de dólares a los dirigentes de CONMEBOL, dinero que seguramente no salió de su cuenta de ahorros.
Otro implicado fue el hermano del, en ese entonces presidente Hugo Chávez, Adelis, director de la Copa América y denunciado ante la fiscalía por malversación de fondos destinados para el estadio Agustín Tovar «La Carolina» en Barinas.
A partir de entonces, el fútbol nacional estuvo ligado a chavistas, familiares o empresarios con nexos del régimen, en otras palabras, el fútbol venezolano está y al parecer seguirá estando bajo la sombra de la cúpula chavista-madurista.
Actualmente, la presidencia de la FVF está a cargo de Jorge Giménez, empresario vinculado a Jorge y Delcy Rodríguez, esto luego de ganarle las elecciones viciadas a otro vinculado del gobierno, Jorge Silva, ex sargento de la Guardia Nacional, exfuncionario tributario del SENIAT y amigo de Diosdado Cabello, quien hoy preside uno de los equipos con mayor tradición, el Deportivo Táchira.
Asimismo, el vicepresidente es nada más y nada menos que el diputado Pedro Infante, exministro del deporte y presidente del IND quien tiene un largo historial de persecución y extorsión en el deporte venezolano, recordemos el triste final de Jesús Berardinelli, quien después de ser perseguido y apresado por el Estado venezolano murió en manos del régimen chavista; en audios y documentos hechos públicos se escucha al mismísimo Pedro Infante planificando la “inhabilitación” de Berardinelli para abrirse paso el mismo dentro de la dirección del futbol venezolano, (inhabilitación que termino en la muerte de este presidente de federación).
Mientras que, la Liga Futve la dirige Akram Almatni mano derecha de los hermanos Chávez.
Si revisamos los equipos, tampoco cambia la realidad, el Gobernador del estado Carabobo, Rafael Lacava dirige la Academia Puerto Cabello, el Zamora F.C por Adelis Chávez, Aragua F.C por el secretario de Gobierno, Pedro Álvarez Bellorín y tuvo como jugador a Tareck El Aissami, quien fuera gobernador de la entidad y uno de los criminales más buscados por las autoridades norteamericanas.
Otros equipos pertenecen a empresarios chavistas como Metropolitanos, fundado por el fallecido Mariano Díaz, ligado a la «Banda de los Enanos», la banda judicial más grande de Venezuela, y Juan Carlos Ferro, amigo del magistrado Maikel Moreno o Mineros de Guayana perteneciente al Grupo Traki de Antonio Chambra, empresario árabe ligado a la corrupción de los CLAP, también vinculado a los negocios de la ex Fiscal Luisa Ortega Díaz; las tiendas Traki vinculadas al gobierno, tienen a George Antar frente al Deportivo La Guaira, también el Portuguesa pertenece a Mayker Frías contratista del gobierno también vinculado a los Clap.
En conclusión, tenemos el fútbol más corrupto y viciado de nuestra historia dirigido por representantes de bajo perfil, pero con grandes asociaciones a la dictadura y con clubes que funcionan como lavandería, un fútbol donde suceden cosas inexplicables como: la persecución de atletas que cobran y reclaman el pago de salarios que se le adeudan como el caso del portero Luis Rojas del libertador futbol club, apresado por cobrar el dinero que le debían, o las pancartas de los jugadores al final de los partidos en donde piden el pago de sus salarios, o el más confuso y resaltante que fue la renuncia del entrenador portugués, Peseiro por deudas de más de un año, pero a los días siguientes se anuncia uno de los técnicos más importantes y costosos de sudamérica como Pékerman, ¿qué cambió?, ¿de dónde salió el dinero para pagarle?.
En el país más violento del mundo, con una hiperinflación atroz y una crisis en los servicios públicos, las gobernaciones tienen equipos de fútbol, pero no hospitales medianamente operativos.
Esta es la transformación que trajo la revolución bolivariana al deporte venezolano, miseria, muerte y destrucción, como en todos los demás aspectos de la sociedad venezolana, destruyeron el país y el deporte no escapo de esta destrucción.