Aunque las partes han sostenido conversaciones para superar sus diferencias, las tensiones políticas, los diversos enfoques de los actores involucrados y los temas de seguridad complican la posibilidad de llegar a acuerdos.

Distintos obstáculos impiden la reapertura gradual de la frontera marítima entre Venezuela y las islas del Caribe Neerlandés. Las relaciones diplomáticas del régimen venezolano con estas islas atraviesan una crisis desde febrero de 2019, luego de que Países Bajos y Curazao decidieron facilitar un puesto de distribución de ayuda humanitaria en Willemstad, en apoyo a una iniciativa de Juan Guaidó, reconocido como presidente interino de Venezuela por Estados Unidos y las principales potencias occidentales.

El régimen de Nicolás Maduro resolvió cerrar las fronteras, medida que aún se mantiene vigente casi tres años después. La decisión tenía un antecedente que se registró en enero de 2018, cuando Caracas aplicó la misma fórmula argumentando que buscaba luchar contra el contrabando.

Sin embargo, Venezuela no firmó un acuerdo de compromiso para detener ese flagelo en una reunión sostenida el 12 de enero en Aruba, según la BBC.

En 2019, medios locales de Aruba informaron que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Holanda “no había recibido ninguna notificación oficial del gobierno de Venezuela” sobre su decisión del cierre de fronteras.

Esta postura fue interpretada por la primera ministra de Aruba, Eveling Wever-Croes, como una ofensa para la soberanía de la isla, razón por la cual ahora no estaría dispuesta a respaldar la apertura de la frontera.

Fuentes consultadas explican “que la base de la decisión de Wever-Croes es que Nicolás Maduro abría y cerraba las fronteras sin tomar en consideración las relaciones bilaterales ni la opinión de los enviados por Países Bajos a Caracas”.

La página web Curacao Chronicle reseñó que el ministro holandés de Asuntos Exteriores, Wopke Hoekstra, informó que las discusiones entre el gobierno de Maduro y Países Bajos para reabrir las fronteras aéreas y marítimas se han complicado porque Aruba y Curazao no comparten el mismo punto de vista sobre este tema.

Desafíos

El mar que separa a Venezuela de las islas del Caribe Neerlandés se ha convertido en un espacio para la lucha contra narcotráfico, trata de personas, y contrabando de armas y de material estratégico.

Por su cercanía con Aruba y Curazao, la costa del estado Falcón es utilizada por las mafias para los zarpes clandestinos, según los informes de las autoridades.

En esta fase de discusión que adelantan los gobiernos de Venezuela y Países Bajos, el objetivo es alcanzar una reapertura gradual de las fronteras marítimas con las islas. Sin embargo, en la negociación pesa el hecho de que la creciente ilegalidad en aguas internacionales podría agravar la crisis migratoria y aumentar el tráfico de estupefacientes hacia las islas.

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