El empresario venezolano Diego Salazar tenía una debilidad: el vino Pomerol Petrus de 1990. Su precio, 5.560 euros la botella. En diciembre de 2012 se hizo con 694 unidades de este y otros caldos selectos, Dom Perignon incluido. La factura de Lavinia, en el bulevar de la Madelaine de París, sumó 493.573 euros.

El dispendio es un ejemplo del tren de vida que envolvió durante una década a Salazar, a su primo Luis Mariano Rodríguez, y al exviceministro de Energía y Petróleo de Venezuela Nervis Villalobos. Los tres formaron parte de la presunta red de dirigentes y empresarios cercanos al Gobierno del expresidente Hugo Chávez que ocultó 2.000 millones de euros en Andorra. Y juntos desembolsaron cerca de 10 millones de euros en bienes de lujo. Su minuta incluyó generosas invitaciones a terceros, según las facturas a las que ha tenido acceso EL PAÍS.

En su espiral de gastos, Salazar y Ramírez abonaron tres millones de euros en joyería; dos millones en obras de arte; un millón en vinos y 516.012 euros en el alquiler de helicópteros. Sus facturas incluyeron también trajes a medida (953.000 euros) y un apartado que puede denominarse caviar, jamón y delicatessen varias (125.000).

Los pagos se canalizaron a través de una telaraña de 37 cuentas corrientes que la presunta trama manejó entre 2007 y 2012 en la Banca Privada d’Andorra (BPA). La mayoría de estos depósitos tenían detrás sociedades creadas en Panamá. La juez de Andorra Canòlic Mingorance rastrea si la red usó su madeja mercantil para cobrar comisiones ilegales a empresas extranjeras que después recibieron contratos de la compañía estatal Petróleos de Venezuela, SA (PDVSA).

Vía: El País  

Loading...