El ex presidente de la Asamblea Nacional se presentó con la vestimenta que usaba la Fuerza Armada cuando los chavistas intentaron derrocar al entonces presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez. Nicolás Maduro mantuvo distancia de los actos
Por Sebastiana Barráez/infobae
El momento en que Diosdado recibe honores en la Academia que no le corresponden
Diosdado Cabello Rondón se presentó, el 4 de febrero de 2021, a la Academia Militar de Venezuela, con el uniforme camuflado que usaba la Fuerza Armada para el momento en que los golpistas intentaron, en 1992, derrocar al entonces presidente de la República, Carlos Andrés Pérez. Fue un acto bochornoso, más allá de la celebración de un día doloroso para la institución castrense y para el país, que le rindieran honores que militarmente no le corresponde, que él permitiera el quebrantamiento de una norma tras otra.
Resultó tragicómico por varias razones. Hugo Chávez calificaba como “gringo” ese uniforme que Cabello vistió ayer y por ello lo sustituyó por el Uniforme Patriota. El uniforme camuflado les quedó a las unidades de fuerzas especiales, como la Brigada de Paracaidistas. Quizá pretendió que fuera simbólico el uniforme que utilizaron cuando dieron el frustrado Golpe de Estado o quizá porque Chávez era de la Brigada de Paracaidistas.
Aun aceptando que Diosdado Cabello es capitán, aunque en realidad su carrera llegó hasta teniente, y años después lo ascendieron, cuando ya era civil, no le corresponde de ninguna manera recibir honores. A los capitanes no le salen honores y mucho menos estando presente el General, director de la Academia presente.
No es porque ignore que esos honores no le corresponden, porque, aunque no fue el alférez mayor, fue el segundo de su promoción 1987 “General de Brigada Tomás Montilla”, además de tener un nivel alto de inteligencia.
Conoce perfectamente que no le corresponde que el alférez jefe de la Prevención le dé parte, ni siquiera le corresponde que lo mande al hombro, porque al hombre se le rinde honores a los oficiales superiores y Cabello, como capitán, es oficial subalterno. Lo único que corresponde ahí es que el alférez lo salude con el sable, desde su posición en la prevención.
Quizá está tan consciente de la cadena de errores que sucede ahí, desnudando graves fallas de formación en la institución, que en condiciones normales quien recibe el homenaje saluda, en el entendido que ese toque es en honor a él, pero Cabello no se atreve a saludar.
Y para exabrupto mayor ocurre otro hecho que mal pone a la Academia; el director desconoce que un general de Brigada no le da novedades a un capitán, porque eso solo se justificaría si fuera Comandante en Jefe de la Fuerza Armada, pero solo es diputado de la Asamblea chavista.
Los honores
Después de las consignas “Chávez vive, la patria sigue”, “independencia y patria socialista, viviremos y venceremos”, “leales siempre, traidores nunca”, “el sol de Venezuela nace en el Esequibo, nace en el Esequibo”, se presenta el alférez Arturo Briceño, jefe de la prevención de la Academia del Ejército, quien dice “como fieles herederos de la gloria de Bolívar le damos la más cordial bienvenida a nuestra querida alma mater, cuna de la revolución bolivariana y crisol de la formación ideológica de nuestro comandante supremo Hugo Chávez”.
El toque de la trompeta le habrá servido a Cabello para imaginarse, en sus delirios, que estaba en la cúspide del poder militar, pero en realidad es una acción que deja mucho qué decir de la formación que está dejando lo que alguna vez fue la más prestigiosa Academia Militar.
“Hemos resistido todas las tentaciones habidas y por haber, y por eso hoy 4F podemos reunirnos para recordar lo que nosotros hicimos. Nosotros no nos golpeamos contra un Gobierno democrático, nosotros nos alzamos contra el imperialismo que era quien gobernaba aquí”, dijo Cabello.
Ninguno de los comandantes del 4F le dice nada al país, ni siquiera a la militancia del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV); el único de ellos que regresó con el chavismo fue Francisco Arias Cárdenas, después de ser férreo opositor a Chávez, pero así él y su familia han disfrutado de los privilegios del poder. Los otros dos, Yoel Acosta Chirinos y Jesús Urdaneta Hernández, desaparecieron de la escena política.
Así Diosdado ocupa la vocería, usa un uniforme militar para lo que debió ser autorizado por un jefe, según el Reglamento de Servicio en Guarnición, pero que resulta más un disfraz que una prenda militar. Recibe honores que no le corresponden ni siquiera por el grado militar, además de estar retirado de la institución castrense. Y se erige como el líder que no está dispuesto a olvidar el hito 4F.
Separados
Fue evidente cómo Nicolás Maduro minimizó lo que los Febreristas tratan de resaltar, sabe que no es parte de ellos, que los 4F son la génesis de la revolución bolivariana y que él no pertenece ahí; esta vez no disimuló y se limitó a retuitear a varios funcionarios del Gobierno y un video alusivo al tema.
Maduro resaltó el tema político con la Instalación del Congreso Bicentenario de los Pueblos; para que no se notara tanto su desprecio a la fecha, juramentó al Comité Promotor del Congreso Bicentenario de los Pueblos en el Cuartel 4F, “para que vayan por los caminos de la Patria a convocar a la Unión de las fuerzas populares”, dijo.
Diosdado desaparece como el líder político que dirigió la Asamblea Nacional y la Asamblea Constituyente, por lo que se presenta con una serie de simbologías a ocupar el liderazgo militar, representado en el 4F, más aún ante el debilitamiento de la imagen del ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, como el líder militar de mayor fuerza.
Dejó claro que la figura central es él y por eso no hubo otra figura en ese momento que lo acompañara, ni siquiera el general en Jefe y febrerista Jesús Suárez Chourio.